miércoles, 31 de agosto de 2011

UN POCO DE GRAN BRETAÑA

Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

             

La cerveza no nació en la forma como la conocemos actualmente, eso es evidente. Hace 13,000 años todo parece indicar que era un líquido espeso, turbio y lleno de sólidos flotantes y decantados. Algo parecido a un tejuino, pero feo.
Con el paso de los siglos esta mezcla evolucionó lentamente hasta convertirse en lo que conocemos actualmente. En otros artículos de El Cerveciáfilo he hablado sobre este cambio paulatino. Hablemos hoy de los últimos dos siglos de evolución, lapso en el que se definieron muchos de los estilos que conocemos actualmente.
Gran parte de esta historia se desarrolla en Gran Bretaña, cuna de muchos de los estilos de cerveza que existen en el mundo. Hasta mediados del siglo XIX no importaba mucho el porcentaje de alcohol que determinada cerveza contenía, ya que los impuestos que el gobierno británico cobraba se basaban en la malta utilizada por los fabricantes. Dependiendo del tipo y cantidad de malta era el impuesto cobrado. Esto cambió por el año de 1880, cuando este sistema fue modificado para dar paso a uno nuevo que basaba el cobro de impuestos en la OG (Original Gravity) de la mezcla, con lo que el porcentaje de alcohol ahora sería la base para gravar el impuesto a la cerveza. A este cambio en la legislación se debió que durante las décadas siguientes se produjeran cervezas cada vez más ligeras en alcohol, buscando con ello bajar sus costos e incrementar sus márgenes de utilidad.
Hacia finales de la época Victoriana en Inglaterra los estilos de cerveza que se fabricaban venían en diferentes intensidades de alcohol. Las más ligeras se identificaban por una X y podían incrementarse hasta alcanzar XXXX.  Fue también en esa época cuando se empezó a utilizar el término popular Bitter (amarga) para designar las Pale Ales y las India Pale Ales de la época.
Durante la primera guerra mundial, en la que Gran Bretaña jugó un papel protagónico, la industria cervecera volvió a sufrir algunos cambios. Los racionamientos y la escases generada por el conflicto armado afectaron seriamente a la industria teniendo que bajar sus porcentajes de alcohol y recortando las horas en las que podía venderse cerveza mientras que el precio al público se incrementaba a medida que avanzaba la guerra. Para 1918 el gobierno decretó que ninguna cerveza producida en Inglaterra podía contener  más del 3% de Alcohol Por Volumen. No obstante que la guerra terminara en ese mismo año, los impuestos a la cerveza y las graduaciones alcohólicas de las mismas nunca volvieron a ser como antes. Adicionalmente se dio otro fenómeno social producto de la euforia del triunfo en la guerra y que afectó a la industria: la cerveza empezó a ser percibida como una bebida anticuada, perteneciente a épocas previas a la guerra y no a los nuevos tiempos de libertad. Se popularizó el consumo de coloridos Cocteles y el vino y su glamour invadieron el gusto de muchos consumidores. Muchas cervecerías cerraron.
Fue hasta la década de los 30s cuando el consumo de cerveza retomó su pujanza, solo para de nuevo encontrarse con otro conflicto armado que trajo problemas similares al anterior: cerveza aguada a precios altos. Adicionalmente los bombardeos alemanes destruían indistintamente fábricas y pubs, generando pánico entre los consumidores. El fin de la segunda guerra trajo una recuperación lenta, al grado de que para 1950 existía en toda Inglaterra una tercera parte menos de fábricas de cerveza que las que había existido sólo diez años antes.
Los años 60’s revitalizaron la industria inglesa de la cerveza nuevamente. En esa década se generó un movimiento que rescató el consumo de cerveza de barril conocida como Real Ale. Esta cerveza llegaba sin pasteurizarse ni filtrarse a los Pubs y la fermentación proseguía en el almacén terminando hasta apenas antes de servirse. Abrir cada uno de estos barriles requiere de gran destreza ya que aun en esa etapa la fermentación puede afectarse. En 1972 se forma la organización llamada Campaign for Real Ale (CAMRA) con el objetivo de revitalizar y promover la tradición de la cerveza de barril. Esta asociación evidentemente no cuenta con el apoyo de los grandes productores cerveceros por considerarla una forma muy complicada e ineficiente de vender cerveza.
Gran Bretaña es uno de los puntos de referencia para todo cervecero. La industria actualmente se encuentra trabajando y ofreciéndole a sus clientes cervezas de la más alta calidad. En las ultimas tres décadas sus estilos de cerveza se han popularizado tremendamente en Estados Unidos, abriendo así el camino para que en México surja también un gran interés por cervezas diferentes a las tradicionales lagers claras. Esta tendencia ya abarca a otros países latinoamericanos como Argentina, Venezuela y Chile que cuentan con fabricantes artesanales de gran calidad.
n﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽mac ióse ni filtrarse riesto que esta cerveza no estaba filtrada ni pasteruizada imilares al anterior: cerveza aguada insdistintamenteindistintamente Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
Paz para todos.

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viernes, 26 de agosto de 2011

EL SAKE ES CERVEZA


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

             
Todos los clientes que llegan a El Sume esperan encontrar muchos estilos de cerveza del mundo, para eso van.  Sin embargo cuando leen el menú muchos de ellos se sorprenden cuando ven la palabra Sake. “¿El Sake es cerveza?” “ me preguntan extrañados. El Sake es cerveza, le contesto.
Muchos nombran al Sake “vino” y otros lo nombran “licor”, sin embargo técnicamente es cerveza.  Ya en otras ocasiones hemos tenido la oportunidad de hablar del arroz como ingrediente de muchas marcas de cervezas conocidas, hemos anotado incluso que la principal empresa consumidora de arroz por volumen en Estados Unidos es Budweiser, quien utiliza este grano para suavizar al máximo el sabor de su cerveza. La confusión se vuelve aun mayor cuando notamos en ese país que algunos estados a las empresas importadoras o productoras de Sake son tasadas como vinateras y a otras como cervecerías.
Lo que nosotros conocemos como Sake los japoneses le nombran Nihonshu. Sake es el nombre genérico que ellos le dan a cualquier bebida alcohólica. La receta para fabricarlo ha permanecido prácticamente igual durante siglos. Al igual que una cerveza el Sake es producto de un proceso de fermentación aunque en este caso este proceso resulta bastante más complejo que el de una cerveza europea, de hecho es uno de los más complejos que existen. Esto se debe al hecho de que el proceso de fermentación del arroz requiere de varias etapas adicionales para producir alcohol.
El arroz, al igual que la cebada o el trigo, es un cereal, pero debido a que esta compuesto básicamente por almidón las levaduras tradicionales no pueden descomponerlo tan fácilmente. La clave para lograr esta descomposición o fermentación radica en el uso de ciertos hongos conocidos como Aspergillus oryzate, que están cercanamente relacionadas con la Penicilina. Igualmente el tipo de arroz adecuado para fabricar Sake es el llamado Koji. El proceso de fabricación es más o menos así: el Koji es descascarado y pulido hasta remover parte de sus capas exteriores, posteriormente se remoja en agua fría por unas 18 horas, después se escurre y se calienta con vapor  por otros 45 minutos. Luego se desparrama sobre tela para que se enfríe. El Aspergillus oryzate se espolvorea sobre el arroz y se deja que crezcan hongos durante dos días cuidándose de mantener tibio el ambiente para favorecer este crecimiento. Después de estos pasos, el Koji está listo para empezar a producir Sake….¿empezar? chin….deveras que el proceso es largo ya que aun faltan otros tres o cuatro etapas para que el arroz quede adecuadamente fermentado. Este complicado proceso da como resultado una bebida suave y, cuando no está filtrada, lechosa con un contenido de alcohol que fluctúa entre el 9% y el 16%, muy superior al de la cerveza común. También encontramos algunos secos y otros ligeramente dulces, incluso existen algunos a los que se les agrega cierto sabor a frutas como la manzana.
El mejor Sake de Japón se produce utilizando el mejor arroz que se produce en ese país. Me refiero al de la principal región productora de grano de alta calidad que es la del distrito de Bizen-Omachi y el de Yamadanishiki. Solamente el Sake producido con este arroz tiene el derecho a llamarse Tamanohikari, fabricado totalmente bajo los más estrictos métodos tradicionales que incluyen la utilización de ingredientes 100% naturales, el 60% del arroz debe ser refinado.
La fabricación de Sake se apega a técnicas  esencialmente artesanales. El delicado balance entre acidez y dulzura – dicen los japoneses – no se logra con tecnología, sino con la habilidad de experimentados artesanos que cuidan el proceso basándose en los sutiles cambios de clima, del comportamiento del arroz y del agua.

En Japón la mejor temporada para tomar Sake es la primavera, con los árboles de cereza en todo su esplendor y el aroma de azahar en el aire. Durante los meses de calor se toma frío (hiyazake) y en invierno se puede tomar templado o caliente (atzukan). Las ocasiones para degustarlo son variadas, puedes tomarlo como aperitivo, como digestivo, como acompañante de ciertos platillos japoneses e incluso – en Japón – es frecuente su uso como parte de ceremonias espirituales.
El Sake se sirve en unas pequeñas tazas de cerámica o de vidrio llamadas Choko ó Ochoko y las pequeñas vasijas donde se coloca se conocen como Tokkuri. Según la costumbre japonesa siempre se debe servir primero la taza del acompañante.
Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
Paz para todos.

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martes, 23 de agosto de 2011

LA CERVEZA Y EL CRISTIANISMO


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

La Ultima Cena
            No es la primera vez que me meto a relacionar la cerveza con las religiones del mundo y particularmente con el cristianismo y seguramente no será la última. Los lectores asiduos a esta columna conocen mi proclividad a creer en las teorías que afirman que si Cristo tomó algo en la última cena fue cerveza, y que fue cerveza la que tomaron los invitados a las bodas de Caná.
            En las diferentes mitologías del mundo la cerveza aparece frecuentemente relacionada con sus divinidades, sobre todo en las regiones del norte de Europa aunque también lo vemos en culturas mucho más recientes como los Aztecas.
            Aunque en las primeras traducciones de la biblia los antiguos griegos trataron de desaparecer todo vestigio de la existencia de la cerveza substituyéndola por el vino, bebida que consideraban mucho más adecuada a la figura de Jesús, permanecen vestigios importantes. La civilización descrita en los tiempos bíblicos se nos presenta como una cultura apegada al consumo de vino. Resulta interesante anotar que Jesús nació dentro de una cultura eminentemente cervecera, la bebida de uso común en tierra santa era la cerveza y la bebida de mayor intercambio comercial entre Egipto y las diferentes regiones circundantes era precisamente la cerveza.
            Los antiguos griegos además de considerar que la cerveza era inapropiada para un líder tan importante como Jesús, esparcieron la creencia de que era la causa directa de la propagación de la lepra, sin embargo eso afectó poco el interés de los antiguos mediterráneos quienes siguieron consumiéndola en grandes volúmenes y, en algunos casos dándoles usos alternos como, por ejemplo, el de suavizante para pulir el marfil con el que se fabricaba joyería.
Cervezas Trapenses
            A medida que el cristianismo se esparcía por Europa y después por el mundo entero, la cerveza era utilizada frecuentemente en las misas durante la consagración como substituto del vino. Alrededor del año 690 el Papa Gregorio I cambió la fecha del nacimiento de Cristo de octubre al 25 de diciembre por sugerencia de los misioneros que intentaban evangelizar a las tribus germánicas, que en esa fecha celebraban el solsticio de invierno y a quienes se convertían al cristianismo regalándoles cerveza.
            En el nuevo mundo los españoles - cristianos a ultranza- se encargaron de establecer cervecerías en los diferentes países que conquistaban. Recordemos que la primer cervecería de América fue establecida en la ciudad de México en el año de 1540, apenas unos años después de la caída de la gran Tenochtitlan. La fusión de culturas que brutalmente fue substituyendo las religiones locales por el cristianismo dio lugar a que los misioneros, en su intento por evangelizar a los autóctonos, solían substituir al vino por cerveza en sus pláticas con las tribus locales. Se han descubierto en Lima y Cuzo, Perú, pinturas de la última cena elaboradas en el siglo XVII donde se muestra a Jesús ofreciendo a sus discípulos no pan y vino, sino Chicha (la cerveza local de los indígenas) y Cuy (puerco rostizado). Este tipo de pinturas reflejan los esfuerzos de los evangelizadores de crear lazos mediante la utilización de elementos que resultaran familiares a los habitantes de la región.
Santa Brígida
            El cristianismo cuenta con un buen número de santos  que se asocian con la cerveza y el consumo de la misma. Antiguas historias europeas nos platican historias de santos que usaban la cerveza con diferentes fines, como por ejemplo Santa Brígida que dicen bañaba a los leprosos con cerveza para curarlos.
             No me queda todavía muy claro si la cerveza ha contado siempre con la venia de la institución eclesiástica. Durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX fueron editados por clérigos de todo el mundo  muchos volúmenes  que trataban de dilucidar si tomar cerveza era adecuado para las almas cristianas. Esta ha sido una disputa que durante siglos ha sido tema de intensos debates.  Lo que sí queda claro es que el gran apego a la cerveza de los monjes y cofrades cristianos durante la edad media fue definitivo en la divulgación de esta bebida entre los habitantes de Europa.


            En la actualidad la cerveza fabricada por monjes, como es el caso de las cervezas Trapenses, son de las más apreciadas en el mundo. Con la misma suerte corren las cervezas de Abadía que se fabrican con base en recetas desarrolladas en conventos y abadías europeos. Todas ellas representan una industria millonaria que mantiene viva la estrecha relación entre la iglesia católica y la cerveza. No olvidemos que incluso el Papa tiene su cerveza oficial: la Papst-Bier en cuya etiqueta aparece la foto del mismísimo Papa Bendicto XVI y un dibujo de su casa natal.
Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
Paz para todos.

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domingo, 21 de agosto de 2011

¿QUÉ CH!*?"@=& ES UNA LAGER?

Por: Javier Sánchez Valenzuela

            Es irónico pero después de décadas de estar tomando cerveza prácticamente nadie sabe qué nos estamos tomando.
            Al llegar a un restaurante o simplemente a una tienda lo único que la gran mayoría atina a distinguir es el color de la botella o el del bote ¡ni siquiera el del líquido!  Los más acuciosos van más allá….se fijan en el color de la cerveza.  Cuando discuten sobre sus cervezas preferidas dicen cosas como, “me gusta la roja”, o “me gusta la light”. Los más versados en el tema quizá digan “me gustan las oscuras”…¡zas! “a este le gusta emborracharse rápido” piensan algunos de inmediato.
            Muy pocas personas en México saben que durante toda su vida han tomado solamente una familia de cervezas no obstante su color o empaque: cervezas Lager.  Los invito a hacer un ejercicio muy sencillo: párense un día frene al refrigerador de cualquier tienda de abarrotes, de una tienda de conveniencia, un supermercado, licorería o vean el menú del restaurante de su preferencia, mexicano, japonés, chino, el que quieran y aunque no lo crean todo lo que verán (salvo en muy honrosas ocaciones) son cervezas de la familia de las Lager.
            Las Lagers son las cervezas de mayor venta en el mundo, se fabrican en prácticamente todos los rincones del planeta. Cada país tiene su cerveza preferida  portando su marca como un segundo emblema nacional. Aunque no siempre fue así, este crecimiento tan impresionante se lo debemos en gran medida a los avances tecnológicos que surgieron en Inglaterra del siglo XIX durante la llamada Revolución Industrial, fue durante esas décadas cuando surgió la refrigeración artificial. Antes de este trascendental evento el mundo era territorio de las cervezas de la familia de las Ale, salvo en aquellas regiones particularmente frías que permitían almacenar el preciado líquido en cuevas y refugios especiales.
CEPA DE LEVADURA
Pero vayamos por partes, ¿qué es una cerveza lager? Lo primero que debemos anotar es que es una de las tres familias que se fabrican en el mundo, la otra familia se llaman Ale y la tercera Híbridas.  Las Lagers son cervezas de fermentación baja, lo que significa que en los tanques de fermentación las levaduras actúan en la parte inferior de los recipientes, formando una suerte de sedimento constituido por colonias de microorganismos.
Este proceso de fermentación se efectúa a temperaturas bajas de entre 4 y 10 grados centígrados (40 a 50 F). Para poder lograr esta fermentación en frío, se utilizan levaduras especiales que reaccionan perfectamente a esas temperaturas.

En la Edad Media los cerveceros Bávaros notaron que sus levaduras seguían trabajando  a temperaturas muy bajas, incluso casi a punto de congelación. Notaron además que cuando su cerveza era guardada a bajas temperaturas el resultado era muy bueno obteniendo una cerveza de sabor tenue, sosegado y suave. Aunque en ese entonces no tenían idea de por qué sucedía esto, decidieron empezar a fabricar sus cervezas hacia fines del otoño guardándola después en profundas cuevas en las que colocaban hielo de los lagos y ríos congelados cercanos.  La cerveza era extraída de nuevo a principios de la primavera siguiente. De ahí surgió su nombre Lager, derivado de la palabra alemana “Lagern” que significa “guardar o almacenar”.
Fue hasta entrado el siglo XIX cuando los científicos descubrieron las características y propiedades de la levadura y notaron la habilidad que tienen las levaduras de la región de Bavaria para trabajar a bajas temperaturas transformando los almidones de la malta en alcohol y dióxido de carbono.
Hacia finales del siglo XIX, gracias a los avances tecnológicos de la época, fue posible controlar también el proceso de secado y tostado de la malta, obteniéndose colores claros nunca antes vistos. De la misma forma la refrigeración artificial permitió controlar mejor los procesos de fabricación.
Esto fue toda una revolución en la industria cervecera que, junto con la popularización de los recipientes de vidrio, cambiaron el panorama de la producción de cerveza para siempre. Fue en esos años cuando nace en la región de Bohemia, República Checa, una de las Lagers más populares hasta la fecha: la cerveza tipo Pilsner, que permitía que la luz del sol atravesara de su dorado y transparente cuerpo, algo inaudito hasta esa fecha.
El siglo XX y los nuevos adelantos tecnológicos en la industrialización, envasado y transportación de productos potenciaron las cervezas Lager a niveles insospechados convirtiéndola en el estilo de mayor consumo en el mundo. En nuestros días se fabrican más de muchos estilos diferentes de Lagers representado cada uno de ellos el carácter del país en el que se origina.
Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
           Paz y trabajo digno para todos.

jueves, 18 de agosto de 2011

THE GUINNESS ALICE


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

             
“¿Quién es el pelón ese que se está tomando el vasote de cerveza?” me preguntan frecuentemente “¿Eres tu?, inquieren insistentes.  Evidentemente se refieren al personaje que aparece en la cabeza de estos artículos acompañando al nombre “El Cerveciáfilo”. Lo primero que les respondo es que en realidad no es un vasote, sino uno de tamaño normal, lo que pasa es que “el pelón” en cuestión que se lo está tomando es un enano. Aclarado este punto - y si el interlocutor trae tiempo- usualmente procedo a darles una explicación más amplia que en el mejor de los casos les dará una idea sobre quién o qué es el enigmático borrachín que hacha en la diestra da de sorbos a una Stout.          

Uno de los panfletos de The Guinness Alice
Hace muchos años, cuando comencé a interesarme por el tema de la cerveza me dio por buscar libros y artículos sobre el tema en cuanto cuchitril se me atravesaba. En aquellos tiempo el internet no era lo que hoy es, así que si querías saber de algo tenías que buscarlo en librerías, bibliotecas y panfleterías de cualquier calaña. Fue así que un día me topé con un artículo que hablaba sobre una extraña edición del clásico de Lewis Caroll “Alicia en el País de las Maravillas” editada allá por el año de 1933 ni más ni menos que por Guinness, la icónica cervecería dublinesa fabricante de la cerveza tipo Stout más famosa del mundo. Al enterame de la existencia de esta versión del cuento que durante mi juventud me atrajo tanto (incluso en una adaptación a teatro de esta obra en mis épocas de itesianas logré colarme como verdugo corta cabezas, entallado en unas mallitas negras muy “cutes”), traté de investigar lo más posible, desgraciadamente nunca pude conseguir físicamente una edición impresa.
Años después mientras buscaba algo de bibliografía sobre el tema de la  cerveza me topé con otro singular libro que, aunque no podemos clasificarlo como un clásico de la literatura universal, resulta también apasionante. Este libro llamado “Michael Jackson’s Beer Companion” fue escrito por el maese Michael Jackson (no el negrito bailarín, sino el célebre galés cervecero), al abrilo mi sorpresa fue mayúscula cuando me encuentro en una de sus primeras páginas una ilustración abstraída de la enigmática edición  del Sr. Caroll que les comenté. Al pié un pequeño texto que decía “Detalle de The Guinness Alice, Dublin, 1933.”  Adivinaron, la ilustración que aparecía en el libro es la del enano pelón del que hemos venido hablando. Asi fue que, evocando mis años mozos, me puse de nuevo a investigar sobre “The Guinness Alice”.
Guinness es famosa, además de por la cerveza que fabrica, por la edición anual de su libro de records. Quién no ha hecho referencia a este libro en el que todo mundo quiere aparecer. Es poco conocido que la empresa ha editado a lo largo de su historia un sinnúmero de libros con otros temas. En el año de 1933 Guinness comenzó a editar una serie de panfletos y libros promocionales conocidos como “Doctor´s Books”que eran enviados a la comunidad médica. Este hecho de dirigir los panfletos a ese segmento resulta particularmente curioso pero evidentemente muy rentable, ya que gran parte de los argumentos utilizados para promover el consumo de cerveza Guinness se sustentaban en hechos avalados por los doctores de la época. Algunos de los Esloganes publicitarios más recordados de Guinness fueron testimoniales de médicos que aseveraban que “Guinness en Bueno para Ti (Guinness is Good For You)”  o “Guinness es Muy Buena para Madres en Período de Lactancia (Guinness is Very Good for Nursing Mothers)”. Esta tradición continuó hasta que fue interrumpida por la segunda Guerra Mundial. No fue sino hasta 1950 que se retomó esta práctica promocional que continuó hasta el año 1966 cuando estos panfletos fueron substituidas por el “Christmas Editions of the Guinness Book of Records”.
The Guinness Doctor´s Books, la colección completa
Estas ediciones impresas de alta calidad fueron producidas por la Agencia Publicitaria SH Benson entre los años 1933 y 1966. El contenido estaba integrado por textos selectos e ilustraciones hechas por los mejores artistas del momento que además eran contratados por SH Benson para desarrollar las campañas publicitarias de la empresa. “The Guinness Alice” pertenece precisamente a esa colección de ediciones iniciadas en 1933. Los libros eran impresos en Gran Bretaña por la empresa John Welton LTD y fueron ilustrados por el artista John Gilroy. En las ilustraciones que decoraban estos panfletos eran abundantes las referencias a la cerveza Guinness, ya que no debemos de perder de vista que esencialmente eran impresos publicitarios.
En Saint James´s Gate, en el corazón de Dublín en Irlanda, lugar donde se ubica la planta central de Guinness, existe un museo que guarda el material promocional que la empresa ha editado a lo largo de los años. Ahí me volví a encontrar con mi enano amigo. Lo vi de lejos…escondido entre otros dibujos, detrás de una vitrina que lo protege de los curiosos que, como un servidor, quieren tocarlo.
El pelón, pues, salió de ahí. No tiene nombre ni sé con certeza si representa un verdugo como el que me tocó representar en aquella versión de “Alicia en el país de las Maravillas” en el teatro Degollado de Guadalajara. Me gusta pensar que así es. Además de ser calvo evidentemente adora la cerveza, con eso es suficiente para que tenga un especial significado para mi: El Cerveciáfilo.
Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
Paz para todos.

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martes, 16 de agosto de 2011

EL AGUA EN LA CERVEZA

Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

            Cuando tomamos cerveza estamos tomando principalmente agua…muuucha agua. Nada más que hay de  aguas a aguas.
            Evidentemente el agua que se utiliza afecta directamente el sabor de la cerveza terminada. Muchos de los estilos que conocemos fueron definidos de forma importantísima por el agua que se utilizaba. El Agua NO es insabora.
            Debemos de recordar que cada gota de agua que ingerimos tiene un larguísimo recorrido desde lugares remotos; nubes viajeras, montañas, valles, ríos, arroyos, filtraciones, pozos.  De cada uno de esos lugares obtuvo algo de la tierra, de las rocas, de la arena, del aire mismo. Es por esto que el agua es diferente en las diferentes regiones de cualquier país y es por eso que su sabor es distinto.
            Durante ciertas épocas de la historia europea cada pueblo o comunidad producía su propia cerveza para su consumo local. La gran ventaja que tenía la cerveza sobre el agua regular, era que las personas se enfermaban menos al tomarla, ya q ue al hervir el agua para fabricar la cerveza estaban, sin sábelo, purificándola.
            Fabricar una cerveza requiere de un suministro permanente de agua. En la antigüedad si no contabas con un río, un lago o un pozo cercano era imposible fabricarla. Es por esto que las grandes culturas cerveceras de la humanidad surgieron siempre alrededor de alguna de estas fuentes de agua. Las regiones productoras que empezaron a destacar en los siglos XII y XIII por la calidad de su producto y que tuvieron la capacidad de distribuirla en los pueblos aledaños eran aquellas que contaban con agua limpia y abundante. Por supuesto esto no lo era todo. También era indispensable estar ubicados en zonas donde se desarrollara la cebada y tuvieran acceso a lúpulo de calidad.
            La suavidad de las Lagers de la región de Bohemia es producto del agua con la que se fabrican desde hace cientos de años, su bajo contenido en sales disueltas es ideal para obtener ese sabor. De la misma manera el estilo Pale Ale  requiere de aguas con cierto tipo de minerales como el sulfato de calcio y las aguas ricas en cloruro de la región de Londres y Dublín resultan ideales para la fabricación de Stouts y Porters. Existen algunas regiones como la isla de Malta al sur de Italia, donde el agua es escasa y se tiene que recurrir a la recolección del agua de lluvia, dándole a su cerveza un sabor característico.
            Entre los minerales que se encuentran en el agua, para los productores de cerveza resultan los más importantes  el Calcio, los Sulfatos y los Cloruros. Las características del Calcio ayudan a que durante la maceración  y la ebullición del caldo aumente el extracto tanto de la malta como del lúpulo y, al mismo tiempo reduce la turbiedad y rebaja el color. Los Sulfatos, en cambio,  refuerzan el amargor y la sequedad del Lúpulo. Por su parte los Cloruros refuerzan el dulzor de la malta, como en el caso de las Stouts y las Porters londinenses.
            Durante siglos las mejores cervezas provenían de agua de pozo, ya que esta agua  antes de llegar hasta l os depósitos y ríos  subterráneos pasaba por un proceso natural de filtrado que las enriquecía dándoles características muy particulares en cada región.  No fue sino hasta mediados del siglo XIX cuando se hizo posible alterar de manera artificial las características del agua, eliminando con ello las limitaciones que les imponía su ubicación geográfica.
            En la actualidad las cosas evidentemente han cambiado mucho, los ríos, lagos y mantos acuíferos no son tan puros como solían serlo, incluso muchos de ellos se han contaminado severamente como resultado de la actividad industrial circundante o por el uso prolongado de insecticidas y pesticidas que los agricultores utilizan para cuidar sus cultivos. Como es lógico estos químicos penetran en el suelo y se incrustan en el agua a medida que ésta es filtrada hacia los depósitos subterráneos, esto sin contar que el agua desde que cae del cielo en forma de lluvia muchas veces llega también contaminada con partículas que recoge en su trayecto hacia el suelo.
Esta es una de las razones por que en nuestros días muchas de las grandes fábricas de cerveza alteran artificialmente la composición del agua que utilizan con el fin de fabricar diferentes estilos sin preocuparse del origen del agua que utilizan. Las redes publicas de agua en las ciudades suelen ser la fuente de la que se surten las fábricas modernas. Hoy resulta fácil eliminar o agregar sales a placer, imitando las características de cualquier región del mundo. No obstante las cervezas que se fabrican en lugares que aun cuentan con fuentes naturales de agua son altamente apreciadas por los consumidores debido a que su sabor sigue siendo característico de la región. El ejemplo más evidente lo encuentro en la cerveza Pilsner Urquel –la pilsner original – que se fabrica en la República Checa utilizando aun sus fuentes originales de agua, mientras que las pilsner que se fabrican en otras regiones y países no logran igualarla en calidad, sabor y aroma.
Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
Paz para todos.


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lunes, 15 de agosto de 2011

EL AMARGO LÚPULO


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

            Existe gente adicta al lúpulo, me consta. Y no me refiero al hecho de que se lo fumen –como a su pariente la Cannabis Indica – sino porque se lo toman. He visto a muchas personas que cuando prueban por primera vez una cerveza con mucho lúpulo casi la escupen y ponen cara de asco, incluso debió haberme pasado a mi, sin embargo por alguna razón que desconozco, después de un tiempo muchos volvemos a probar ese tipo de cervezas una y otra vez hasta que y sin darnos cuenta nos resulta imposible dejar de hacerlo, ¡en serio! De repente caemos en la cuenta que el sabor del lúpulo es algo que no podemos abandonar. Deberían de prohibirlo.
            Para quienes no están involucrados en esto de la cerveza, debo aclararles que el lúpulo es el responsable del amargor de la cerveza y no el alcohol como muchos creen. El lúpulo es uno de los cuatro ingredientes fundamentales de la cerveza, además de la malta, el agua y la levadura, esta última sí responsable del alcohol que contiene una cerveza.
EL LÚPULO
            El lúpulo era conocido por antiguas civilizaciones como los egipcios y utilizado no en la fabricación de cerveza sino por sus atributos medicinales como inductor del sueño, estimulante del apetito, auxiliar digestivo y calmante del dolor. Durante milenios este fue su principal uso. Todavía hasta la fecha en ciertas regiones de Europa mucha gente coloca un poco de lúpulo debajo de su almohada para que dormir bien. De igual manera actualmente se utiliza en ensaladas, como ingrediente en shampúes y bronceadores. En estudios hechos en la universidad de Minnesota se ha descubierto que algunos de los ingredientes del lúpulo son eficaces en ayudando a nuestro organismo a eliminar ciertos venenos, contaminantes y drogas.
            Curiosamente el lúpulo no fue uno de los ingredientes originales de la cerveza. En sus orígenes bastaba que los granos malteados se fermentaran, lo que hacía a las primeras cervezas esencialmente un pan líquido. Muchos miles de años después, ya cuando la cerveza había echado raíces en la parte centro norte de Europa, se utilizó durante otros cientos de años un ingrediente  llamado Gruit para agregarle olor y amargor a la mezcla. El Gruit es una mezcla de hierbas que variaba de región en región por lo que nunca era igual en los diferentes pueblos y ciudades productoras.    
            No está muy clara la fecha en la que el lúpulo se integra a la receta de la cerveza de manera permanente. Aunque casi todos coinciden en que esto sucedió en Alemania, algunos autores indican que el primer testimonio escrito sobre este hecho lo describe una monja benedictina  llamada Hildegard, Abadesa de Rupertsberg quien afirma en sus escritos sobre historia natural que el lúpulo y las hojas de fresno eran utilizadas en la fabricación de cerveza. otros aseguran que esto sucedió también en Alemania pero en una ciudad llamada Bremen.
            El lúpulo fue científicamente registrado  por el naturista romano Plinio El Viejo, quien al notar que esta planta crecía en el campo de forma silvestre se le ocurrió relacionarla con un lobo (lupus en latín) y la nombró Humulus Lupulus.        
SEMBRADÍO DE LÚPULO
            En la industria cervecera actual se utilizan diversas variedade de lúpulo. Probablemente la más célebre de estas varidades sea la Saaz, que crece en la región de Zatec en Bohemia. El Saaz se utiliza como ingrediente fundamental en la elaboración de cervezas Lagers estilo Pilsner. Existen muchas otras variedades e incluso algunos cruces que producen lúpulos híbridos muy especializados. Algunas de las más conocidas son quizá la Crystal, la Eroica, la Cascade, la Bullion, la Chinook, la Perle, la Cluster, la Nugget, la Centenial, entre otras. Destacan también el grupo de los Llamados Lúpulos Nobles o Noble Hops que lo integran cuatro variedades que crecen en Europa central: Hallertauer Mittelfruhen,Tettnanger, Saaz, y Spalter.
            Cada lúpulo tiene características que le infunden a la cerveza diferentes grados de amargor y sequedad, derivado del contenido de ácidos de las diferentes variedades. Esto se mide en la industria cervecera mediante un IBUs (iniciales de International Bitterness Units). Cada grado en estas escala equivale aproximadamente a 1 miligramo de ácido iso-alpfa por litro. Como ejemplo de esta escala les dirré que una cerveza Lager Americana tiene alrededor de 10 IBU, mientras que una IPA (India Pale Ale) tiene alrededor de 80 IBUs.
            Durante siglos las cervezas europeas tradicionalmente habían sido mucho más lupulosas que las americanas, sin embargo en la última década el gusto por el amargor en la cerveza ha tenido un rápido crecimiento entre los cerveceros artesanales de los Estados Unidos, que fabrican algunas de las mejores del mundo. Este amargor adictivo al que hice referencia al inicio de este artículo y que al principio resulta extraño para los neófitos tomadores de cerveza, eventualmente se convierte en toda una búsqueda de nuevas cervezas, cada vez exigimos más de los maestros cerveceros para que nos ofrezcan nuevos sabores, aromas y texturas. Mi recomendación para quienes quieren aproximarse al mundo de las cervezas lupulosas es que empiecen con sabores menos agresivos, como las Pale Ales y poco a poco vayan incrementando la complejidad hasta llegar a, por ejemplo, las Imperial IPAs. 
Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
Paz para todos.

Comentarios:javier@elsume.com

sábado, 13 de agosto de 2011

SOBRE LAS CUALIDADES DE LA CERVEZA


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

            “Mientras esté bien helada lo demás me vale” suele decir un amigo cada que pide una cerveza. Y tiene toda la razón, una cerveza entre más fría menos resaltan sus cualidades, no sabe a nada, no huele a nada. ¿Han tratado de tomarse un vino cabernet casi congelado?  Pasa exactamente lo mismo, sus cualidades sensoriales se pierden. Con el tequila y el vodka sucede algo similar.  De hecho hay personas que exigen que toda cerveza que pidan, sin importar cuál sea, debe estar a punto de congelación y además en vaso congelado. En gustos se rompen géneros, eso es definitivo.
            La cerveza, igual que cualquier otra bebida fina, cuenta con cualidades que es importante conocer, aunque estas cualidades pueden percibirse como un tema más del fabricante de cerveza que de quienes la tomamos, creo que es importante conocerlas para tener un acercamiento más certero a la experiencia de tomarla.
El Color. El acercamiento inicial a una cerveza –antes de probarla u olerla- es visual. El color nos predispone a lo que sucederá después, nos adelanta sensaciones y en el mejor de los casos nos enamora o desenamora de una cerveza. Por esta razón los fabricantes actuales dedican gran parte de su trabajo a determinar cuál debe ser el color de sus cervezas. La gama de colores que existen en la cerveza es muy amplia y se mide con dos escalas: la de la ASBC (American Society of Brewing Chemist) en Estados Unidos y la EBC (European Brewery Convention) en Europa. Ambas escalas miden el colores de cervezas que van desde el Paja Claro hasta Negro.  
Gravedad. Este término se refiere a la densidad que mantiene el líquido debido a los sólidos que permanecen en él. Estos sólidos son residuos de mosto y de cerveza sin fermentar y nos habla de cuántas azúcares y otros solidos disueltos contiene una cerveza.   La gravedad se mide en grados Plato, aunque los británicos usan una escala que llaman Original Gravity (OG). Es curioso, no obstante, ver cómo muchos fabricantes artesanales en Estados Unidos suelen utilizar la escala Británica, quizá porque muchas de sus recetas provienen directamente del viejo continente. Hace muchos años se usaba una escala llamada Balling, sin embargo ésta cayó en deshuso cuando el profesor alemán Fritz Plato perfeccionó la técnica a mediados del siglo XIX.
Amargor. Al hablar de amargor estamos evidentemente haciendo referencia al lúpulo, planta canabacea que además aporta en gran parte el aroma de la cerveza. Cuando probamos una cerveza amarga solemos decira que está “lupuloza”, y esto también es medible mediante una escala que determina la cantidad de ácidos Alfa provenientes del lúpulo que se integran al momento de hervir la mezcla. Esta escala utiliza los IBU, por International Bitterness Units. El rango que se maneja en las diferentes cervezas va desde aproximadamente 5 IBUs en las cervezas Light Americanas, hasta cerca de 100 IBUs en algunas Barley Wine e India Pale Ale Americanas.  El Lúpulo y su amargor tienen un papel preponderante en la búsqueda del balance con la dulzura de las maltas. La mezcla adecuada de ambos se traduce finalmente en lo “Tomable” o “Potable” que resulta una cerveza.
Alcohol. El principal derivado de la fermentación de la malta es el Etanol, o Alcohol Etílico y no necesito explicarles mucho cuál es el papel que desempeña en una cerveza. El nivel de alcohol que contiene cada cerveza se expresa en dos escalas que son APV o Alcohol por Volumen (en ingles es ABV o Alcohol By Volume) y el APP o Alcohol por Peso (ABW o Alcohol By Weight en Estados Unidos). Existen cervezas que van desde el 2.5% APV, como el caso de algunas lámbicas, hasta una cerveza holandesa que le llega al 65% APV. Las cervezas que generalmente tomamos por nuestros rumbos andan entre un 4.5 y un 5.5 APV.
Claridad. Este factor es el más recientemente descubierto por la industria cervecera ya que no fue sino hasta mediados del siglo XIX cuando se inventó la primer cerveza clara y transparente: la Pilsner. Antes todas las cervezas eran turbias. Controlar la claridad de una cerveza en la actualidad resulta fundamental para la industria. Es importante aclarar que la claridad es importante para algunos estilos de cerveza pero no lo es para otros. Mientras que para muchas tipo Lagers y algunas tipo Ale es importante lograr una transparencia evidente, para muchos otros estilos no lo es y, por el contrario, parte de su encanto reside en la turbiedad de su color. Esto resulta evidente en estilos como las cervezas Hefeweizen o cervezas de trigo, en la Witbier o Belgian White Ale y las Kellerbier. De hecho la mayoría de las cervezas artesanales también llamadas Craft Beers que se producen en nuestros días mantienen un intencionado grado de turbiedad derivado de la poca o nula filtración del líquido.
Espuma. La espuma es una de las características más evidentes de la cerveza. Cualquier bebedor de cerveza aprecia un copete blanco que corone su vaso. La espuma es producto de la carbonatación de la mezcla y resulta ser una de las etapas técnicamente más complejas de proceso de fabricación. Este proceso se desarrolla de manera natural durante la fermentación y de manera artificial en etapas posteriores, e incluso se usa una mezcla de ambos. En cualquiera de los casos la carbonatación se mide por el porcentaje de CO2 que contiene la cerveza. Tenemos incluso algunas cervezas que no tienen espuma, como es el caso del Nihonshu japonés, conocido en américa como Sake, o la cerveza Utopías de Samuel Adams. Algunas cervezas británicas contienen porcentajes muy bajos como es el caso del estilo British Cask Ale que ronda entre el .8 y el 1.5 de CO2, pero por el otro lado tenemos las Belgian Strong Pale Duvel que eventualmente sobrepasan el 4 en volumen de CO2.
Como se dan cuenta cerveza es una bebida compleja y apasionante que nos puede llevar –si nos dejamos- hacia sensaciones verdaderamente placenteras. Por supuesto no me refiero a la borrachera únicamente, sino al hecho mismo de degustarla.
Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
Paz para todos.


Comentarios: javier@elsume.com