Por: Javier Sánchez Valenzuela
Cuando tomamos una cerveza además de su sabor, su
olor, su textura, su temperatura también involucramos su color. El color es de
hecho una de las características más evidentes que nos permiten diferenciar los
diferentes estilos de cerveza. Cuando en una tienda nos paramos frene a un
refrigerador bien surtido de cervezas, notamos que tenemos para escoger una muy
amplia variedad de colores que van desde el dorado muy claro y transparente
hasta el negro…o casi negro. ¿Qué nos dice el color en una cerveza?
Alguna vez comentaba que hace muchísimos años, hacia
la mitad del siglo XIX, el color no importaba demasiado, ya que pocos eran los
que veían lo que se estaban tomando. Los recipientes en los que la cerveza se
servía eran de barro, metal, incluso madera o cuero, lo cual impedía ver el
color del líquido y lo que principalmente definía el gusto por algún estilo de
cerveza era el sabor y el olor. Al introducirse los recipientes de vidrio
transparente el color tomó otra dimensión.
Actualmente es todo un espectáculo contemplar la
gran gama de colores que tienen las diferentes cervezas; doradas, rojas,
amarillas, ambarinas, turbias, transparentes, negras…incluso verdes como es el
caso de las ediciones irlandesas que celebran a San Patricio, o las Berliner
Weisse que alguna vez fueron promocionadas con alusiones a las luces de los
semáforos por sus colores verde, amarillo y rojo.
Pero vamos clavándonos por lo pronto en las cervezas
obscuras de tan mala reputación. Esto lo digo porque es muy frecuente que la
gente les cuelgue borracheras que seguramente se debieron a otras
circunstancias y no al color fuerte de la cerveza. “Híjole, no vuelvo a tomar
de esa cheve prieta que compramos ayer porque se me sube muy rápido….si nomás
de probarla ya se siente el patadón”.
En realidad el color no tiene nada que ver con el porcentaje de alcohol
que una cerveza contiene, nada. El origen del color obscuro es otro.
MALTA TOSTADA Y MALTA SIN TOSTAR |
Recordemos
que uno de los ingredientes de la cerveza es la malta, es decir granos
(cebadada o trigo por lo regular) que son humectados para que inicien su
germinación, la cual en un determinado momento es detenida mediante un proceso
de secado. Esa malta se tuesta para sacar los ricos olores que nos recuerdan al
café tostado, es por esto que muchas de las cervezas negras huelan como a café.
En ciertas zonas de la ciudad de Dublin, en Irlanda, el olor a “café” se
respira en el aire y esto se debe a que la inmensa planta de Guinness está
tostando la cebada que requiere para su fabricación.
Cada fabricante tuesta la malta de acuerdo a su muy
particular forma de hacer cerveza y esto es lo que influye esencialmente en el
color; entre más se tuesta el grano, más obscura es la cerveza…entre menos
tostado, más clara. Es así de simple. Podemos encontrar tanto Lagers como Ales
de color obscuro.
Existen varios métodos para medir el color de una
cerveza terminada, los más comunes son el EBM (European Brewery Convention), y
el más común el SRM (Standard Reference Method). Cuando encontramos que una
cerveza expone un número SRM bajo, digamos un 1 ó 2, significa que es una
cerveza muy clara, en cambio una cerveza con un SRM de 40 ó más, es prácticamente negra.
Evidentemente hay cervezas obscuras que tiene altos
contenidos de alcohol, pero sucede lo mismo con las claras. Las marcas que
comúnmente tomamos contienen porcentajes de alcohol moderados. Así que con toda confianza compra tus
cervezas prietitas sin mayor complicación, no te van a emborrachar más que
cualquiera otra de las que estás viendo en el refrigerador de la tienda. O si prefieres conocerlas antes, te recomiendo que vayas a El Sume, Cervezas Artesanales y del Mundo, ahí podrás dleitarte con todas.
¿Tu probaste
alguna cerveza nueva esta semana? Explora,
diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la
esquina.
Me gustan las Red Ales... voy por una!
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