viernes, 30 de septiembre de 2011

LA CERVEZA Y LOS SENTIDOS




Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

           
¿Qué seríamos sin los sentidos? Seguramente seríamos un bulto orgánico sin interacción alguna con el entorno a merced de los elementos. O seríamos – parafraseando a Silvio Rodríguez – “una maza….un amasijo de cuerdas y tendones, un revoltijo de carne con madera”. No seríamos humanos, eso es seguro. Nuestros sentidos nos proporcionan todas las herramientas necesarias para sobrevivir en este planeta y – en mejor de los casos – disfrutar de todo lo que hay en él.
Mapa Antiguo de la Lengua
Desde la primaria nos enseñan que la vista, el olfato, el oído y el tacto son nuestros canales de comunicación con el exterior. Todo lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida entró a nuestro cerebro a través de alguno de estos canales. Todo.

Los placeres más hedonistas, donde yo ubico el hecho de tomar cerveza, dependen totalmente de nuestra capacidad de percibir lo que está a nuestro alrededor, el contactarnos con las cosas, con las personas o con los animales. Esos cuatro sentidos trabajan sin parar durante toda nuestra vida. Vamos dedicándoles un poco de atención.
Mapa Actual de la Lengua
El sentido del gusto se concentra en la lengua que con sus más de 10,000 papilas gustativas capaces de distinguir seis sabores que son: dulce, amargo, ácido, salado, umami y grasoso. Estos últimos dos apenas incluídos  como sabores en el año 2000 y en el 2005 respectivamente.  La cerveza le da trabajo prácticamente a todos menos al grasoso, ya que es un producto eminentemente libre de grasas. La lengua juega un papel importantísimo en la degustación de los lúpulos, las maltas, el alcohol en incluso el agua de una cerveza. Por supuestos que sin estar acompañado del sentido del olfato esta experiencia no sería posible
El Olfato nos lleva a disfrutar de los aromas. A diferencia del gusto que detecta químicos disueltos en agua, el olfato detecta moléculas transportadas por aire. Es un complejo sistema que cuenta con cerca de 9,000,000 de neuronas olfativas entre la parte frontal de la nariz y la parte trasera de la garganta que nos permiten captar cerca de 10,000 aromas diferentes. Curiosamente los humanos también contamos con neuronas llamadas retro nasales, ubicadas en los tejidos blandos detrás de la garganta, que nos dan otra perspectiva de los aromas, de hecho nos dan una curiosa mezcla entre sabor y aroma. Este conjunto de neuronas son las responsables de detectar el “retrogusto (OK, es un pequeño eructo, pero muy útil en determinadas circunstancias)” en la cerveza, en el vino y en miles de alimentos y otras bebidas.
La vista es fundamental porque nos prepara con antelación sobre lo que vamos a ingerir. La vista hace apetecible una cerveza o cualquier otro alimento aun antes de probarlo. Nos habla de su color, su transparencia, su cuerpo, incluso nos adelanta un poco su temperatura y hasta su sabor y olor. Desde que se inventó el estilo Pilsner, primera cerveza transparente y dorada, la vista ha tenido mayor participación en la degustación de una cerveza, al grado de que en los concursos cerveceros este factor es calificado rigurosamente.
El tacto probablemente tiene poca influencia en el placer de tomarse una cerveza, sin embargo no podemos negar que durante un caluroso día de verano cuando nuestra mano coge un tarro helado la piel se nos eriza y seguramente hasta nos hace sonreir y suspirar ¿No es cierto?
Los sentidos trabajando en conjunto hacen de nuestros placeres una experiencia completa e inolvidable. Todos ellos trabajando sin parar se complementan aportando cada uno de ellos la parte que le toca. Tomar una cerveza, aunque aparenta ser una acción simple, es de una complejidad impresionante que pocas veces nos detenemos a analizar.
¿Tu qué cerveza nueva probaste esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.

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jueves, 29 de septiembre de 2011

¿VINO DE CEBADA?


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

           


      No se preocupen. A mi también me pasó lo mismo cuando por primera vez escuché este término. ¿Cómo es posible que exista una bebida llamada Barley Wine, o “Vino de Cebada”, cuando todos sabemos que el vino se hace de uva?  Era tan absurdo como una “limonada de naranja” ¿no? Bueno, pues resulta que este nombre sea una más de las muchas anécdotas que surgen alrededor de las bebidas espirituosas, en este caso la cerveza. Desde luego que el Barley Wine no es un vino, sino una cerveza hecha de malta de cebada.
      Existen varias hipótesis de por qué se le puso ese nombre. Muchos dicen que los cerveceros de la campiña inglesa le pusieron ese nombre intentando describir un tipo de cerveza que resultó ser mucho más potente que la cerveza regular. Las primeras etiquetas que hacían referencia  a esta denominación se remontan a los años finales del siglo XIX. Algunas de esas marcas que empezaron a embotellar el producto aun se fabrican, como es el caso de la Bass No.1 Barley Wine.
      Durante muchas décadas el Barley Wine fue producido solamente como un producto local, ya que resultaba muy agresivo para otros países consumidores de cerveza en el resto del mundo.  En nuestro continente empezó a hacerse popular hacia los años 80 en Estados Unidos, donde por cierto desató una controversia legal ya que no encontraban la forma de clasificar una cerveza que se autodefinía como un vino. Afortunadamente esto no pasó a mayores y hoy podemos disfrutar de muchas marcas de Barley Wine tanto europeas como americanas. El primer Barley Wine que se fabricó en Estados Unidos formalmente lo hizo la cervecería ANCHOR de San Francisco, California en 1975 y se llamó Old Foghorn. Durante algún tiempo solamente se vendió en barril, dada su limitada demanda, pero con el auge posterior de este tipo de cerveza se volvió a envasar y es posible conseguirla con relativa facilidad.
Déjenme comentarles que de las diferentes marcas que he probado, una de las mejores se fabrica – aunque usted no lo crea – en Mexicali, desde donde se exporta con gran éxito a otros países. Me refiero por supuesto a la cerveza Green Card que  es meticulosamente elaborada por Cervecería Cucapá. Desafortunadamente no lo van a encontrar fácilmente en cualquier lugar, salvo que se den una vuelta por El Sume, o que  vayan a cualquiera de las excelentes tiendas especializadas de San Diego, donde podrán encontrarlo compartiendo los anaqueles con las mejores cervezas del mundo. Que ironía ¿verdad?
                  Por ahí dicen algunos que el nombre de este controversial estilo de cerveza se debió a que en un principio se utilizaron en su elaboración levaduras de vino,  pero no existe evidencia de tal cosa. Sin embargo en la actualidad esto sí sucede en un Brew Pub de Filadelfia, EUA. Me refiero a Dock Street Brewery and Restaurant, donde en octubre de 1991 se les ocurrió mezclar durante la etapa de fermentación una cepa de levadura inglesa de Ale con levadura de Champaña, la dejaron quieta durante cuatro meses y al salir a la venta obtuvieron un extraordinario Barley Wine de 11.8% APV que hasta la fecha al recordar su color castaño rojizo tirando a negro les pone la piel de gallina a quienes lo probaron.
      Todo Barley Wine que se digne de serlo debe tener no menos de 7%APV y puede superar el 14%APV, así que hay que tomarlo con cuidado (para que tengan una referencia, noten que el vino anda entre los 8 y los 15%APV). Su tipo de fermentación es alta, lo que automáticamente lo clasifica como Ale.  Si quisiéramos comparar un Barley Wine con otros licores, podríamos decir que se dan un tiro con los vinos rojos fuertes e incluso con los generosos.  Algunas marcas nos recuerdan al brandy o al whisky.  Evidentemente, como ya se habrán percatado,  esta no es una cerveza para consumirse como una Lager cualquiera. Se las recomiendo con postres o como digestivo después de comer. Por el alto contenido de alcohol muchos seguidores de este estilo de cerveza lo ven como un Winter Warmer, ya que durante los meses fríos resulta una excelente alternativa para quitarse el frío y dormir calientitos.
      Este estilo de cerveza ya se podrán imaginar que no es de los más vendidos por volúmen, sobre todo cuando lo comparamos con las muy populares y refrescantes cervezas Lagers que se fabrican en todo el mundo y que constituyen por sí mismas el producto alcohólico más vendido en todos los países.  El Barley Wine cubre otros objetivos muy diferentes…es para tomarse despacito…para platicar…para acurrucarse en los meses de invierno y ver llover detrás de la ventana.
Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina. Paz para todos.

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jueves, 22 de septiembre de 2011

CERVEZA O VINO


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

           
Resulta muy común ver que la mayoría de la gente tiende a marcar una línea divisoria entre la cerveza y el vino, casi una frontera que requiere de permiso para cruzarse y que, como toda frontera, eventualmente genera fricciones. Los “Hop Heads (cabezas de lúpulo)” de un lado y los “Grape Heads (cabezas de uva)” de otro pelándose los dientes. Quienes están de un lado voltean hacia el lado opuesto en actitud peyorativa que esconde una sorda lucha por la posesión de la verdad única…como si ésta existiera.
Resulta patético ver como algunas personas encuentran en la cerveza o en el vino una cárcel, más que un campo abierto al placer y a la convivencia humana, sin darse cuenta de que entre ambas bebidas hay más semejanzas que diferencias y sin reparar en el hecho de que ambas finalmente nos transportan al mismo lugar, sólo que por diferentes rutas.
Entre la cerveza y el vino existen más coincidencias que diferencias. Los vinos se hacen a base de uva, en tanto que las cervezas se hacen con base en granos, generalmente cebada. El proceso de fabricación en ambos casos es la fermentación y frecuentemente comparten productos naturales que les dan a ambos su aroma y su gusto.
Existen vinos y cervezas para diferentes ocasiones, para diferentes estados de ánimo y para diferentes propósitos. Algunos beben para quitarse la sed y refrescarse, otros beben para tomar fuerzas y proseguir con sus labores, otros por placer, otros para acompañar sus comidas, o para atreverse a socializar o acercarse a la persona que le gusta, y otros beben simplemente para emborracharse y olvidarse de los impuestos que deben y demás penurias de este mundo falaz y traicionero. Para cada necesidad específica existe un tipo de cerveza y un tipo de vino que encaja perfectamente en el logro del fin buscado.
Llegar a un restaurante y pedir “una cerveza” o “un vino” equivale a pedirle al mesero “un plato de comida”. Por lo menos debemos orientar mínimamente al mesero diciéndole qué nos apetece en ese momento: ¿Queremos carne, mariscos, vegetales, sopa? En la bebida sucede algo similar, de perdida debemos indicarle al mesero si queremos vino blanco o rojo o si queremos una cerveza obscura o clara. Aunque en la mayoría de los restaurantes las opciones son limitadas en lo que a cerveza se refiere, por lo regular es posible escoger entre dos o tres opciones.
Me permitiré en este escrito echar mano de la “Guía de la cerveza para los amantes del Vino” que el escritor inglés y original Cazador de Cervezas Michael Jackson (nada qué ver con el célebre cantautor ya fallecido) nos proporciona en una de sus múltiples aportaciones literarias:
“Usted es amante del vino, pero en ocasiones toma una cerveza. De acuerdo con el vino que prefiere, he aquí la cerveza que le puede gustar. No tiene el mismo sabor del vino (usted quería una cerveza), pero estará de acuerdo con su paladar.
-       Blanco seco: una auténtica Pilsen lupulizada.
-       Gewürztraminer: una lager estilo Viena, picante, o una lager más oscura tipo Munich.
-       Champaña: una cerveza de trigo.
-       Blush Zinfandel o Champaña rosada: una Framboise (cerveza de frambuesa).
-       Cabernet Sauvignon: una Ale afrutada estilo inglés, o una IPA (India Pale Ale) americana de roble.
-       Pinot Noir: una Ale escocesa o belga.
-       Fino: una cerveza lambic.
-       Amontillado: una Porter o una Stout seca.
-       Oporto: una Ale oscura trapense con un cierto tiempo de envejecimiento en la botella.”

El tan socorrido concepto del maridaje resulta perfectamente empatable con la cerveza al igual que con el vino. Evidentemente cada quien marida su bebida con su comida como le da la gana, pero siempre es recomendable que ambas cosas se complementen (algunas veces por afinidad y otras por oposición) para que la experiencia resulte gratificante.
¿Tu qué cerveza nueva probaste esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.


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sábado, 17 de septiembre de 2011

OKTOBERFEST NO. 201


Resulta que un 12 de octubre se casaron el Luis y la Teresa y organizaron un fiestón bruto. Estuvo tan buena la fiesta que ya lleva 201 años celebrándose. Cada vez llegan nuevos invitados de todas partes del mundo, este año se esperan más de 6’000,000.  Por supuesto estoy hablando del Oktoberfest, el “Volkfest” o fiesta popular más importante, más grande y de mayor tradición del mundo cervecero….y del no cervecero también.
Los consortes evidentemente no eran unos hijos de vecino, sino nada menos que el príncipe Luis de Baviera y la princesa Teresa de Sachsen-Hidburghausen. Años después Luis  se convertiría en el rey Luis I de Baviera quien pasó a la historia, además de por el fiestón, por ser el responsable de la remodelación arquitectónica más importantes que la ciudad de Münich haya experimentado jamás.
Como cierre de las celebraciones de esta singular boda se organizó una carrera de caballos en lo que entonces era una pradera ubicada frente a las puertas de la ciudad. Esta carrera contó con la participación de la alta burguesía de Münich y evidentemente asistieron los miembros de la familia real junto con los recientemente desposados.  En honor a la novia dicha pradera fue bautizada con su nombre: “Theresien-Wiese”, que en cristiano significa “La Pradera de Teresa”. Y es ahí, en la Theresienwiese donde año tras año se llevan a acabo las celebraciones del Oktoberfest. La carrera de caballos se siguió organizando hasta 1938 y el “uso de suelo” de la mencionada pradera cambió hacia uno más mundano como lo es el de tomar cerveza hasta que te salga por las orejas.
 Tengo que comentarles dos cosas más. La primera es que el Oktoberfest en realidad empieza en septiembre, específicamente el primer sábado después del 15 de septiembre de cada año y se prolonga por dos semanas. Al grito de “O’zapft is” que significa “ya está abierto” el alcalde de la ciudad destapa a martillazos el primer barril, se disparan doce salvas de cañón desde las escaleras de la estatua que representa Baviera y empieza a servirse la cerveza.
La segunda cosa que tengo que comentarles es que en un principio no había cerveza en la celebraciones anuales. La primer licencia para vender comida y cerveza en le fue otorgada al señor Anton Gruber en el año de 1818, desde entonces esto empezó a crecer de una forma impresionante hasta ser lo que conocemos actualmente como Oktoberfest.
Otro detallito importante que deben ustedes saber, es el hecho de que en el Oktoberfest solamente se sirve cerveza elaborada en la zona de Münich. Las seis marcas presentes  ( Spaten, Augustiner, Paulaner, Hacker-Pschorr, Hofbräuhaus y Löwenbräu) venden entre todas casi 7 millones de litros de cerveza durante el festejo, lo que representa casi el 30% de su producción anual.
Actualmente se celebran festivales homónimos en prácticamente todos los rincones del planeta. Cada país e incluso muchas de sus ciudades organizan eventos que emulan la celebración cervecera por excelencia. Los Oktoberfest no alemanes más grandes que se lleva a cabo hoy en día son, los de Brasil (en Blumenau), Canadá (Kitchener), Estados Unidos (Cincinnati) Argentina (Villa General Belgrano) y Chile (Malloco).
Seguramente en alguna parte de tu ciudad alguien estará celebrando este próximo Oktoberfest. Busca ese lugar y únete a la fiesta, sobre todo si lograron conseguir alguna cerveza orificial de Munich, que ya de por sí son todo un acontecimiento.
¿Tu qué cerveza nueva probaste esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.

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viernes, 9 de septiembre de 2011

DE CERVEZA Y ZORRILLOS

Por: Javier “Sunshine II” Sánchez



            ¿Alguna vez has destapado una cerveza que huele a zorrillo? Más específicamente huele a orines de zorrillo ¿Te ha pasado? Por lo menos en mi caso “azorrillada” es uno de los primeros adjetivos que aprendí en mi temprana juventud durante mis épocas de cervecero en ciernes, lo usaba cada que podía para dármelas de conocedor e intimidar con mi sapiencia a los compañeros de aventuras de esa época prepubeana. Hoy vamos a hablar un poco sobre ese punto.
            Lo primero que hay que recordar es que el olor es una de las cualidades de cualquier cerveza (busca el artículo “Sobre Las Cualidades de la Cerveza” en www.cerveciafilo.bloggspot.com). Todas las cervezas tienen color, sabor y aroma. De hecho todo lo que los humanos comemos y tomamos también lo tienen. El olfato es una herramienta extraordinaria que nos previene de no consumir alimentos que puedan hacernos daño, por eso cada que algo nos huele mal dudamos en probarlo…y eso incluye una cerveza.
Lúpulo
            Los diferentes tipos y estilos de cerveza huelen a diferentes cosas. Algunas huelen a café tostado, otras huelen a hierbas, a flores, a nueces, a chocolate, a humo, a frutas…o a zorrillo, sin embargo en esta parte del mundo tenemos un serio problema con el olor de las cervezas y por eso lo matamos. Así de fácil, y la forma más simple de aniquilar el olor de cualquier cerveza es enfriándola excesivamente. De hecho la forma más simple de eliminar el olor de cualquier cosa es enfriándola hasta que elimine cualquier olor y –de paso- cualquier sabor. El frio es tan efectivo para lograr ese fin que incluso el hedor de un pedazo de carne podrida puede ser neutralizado si se congela. Escoge una botella del vino rojo más exquisito, el que más te guste…enfríalo hasta punto de congelación… abre la botella…sírvete una copa….¿qué obtienes? ¡nada! El olor y el sabor se habrán esfumado como por arte de magia. Con la cerveza sucede exactamente lo mismo.
            Todo este rollo es para decirles que los olores son buenos, no les tengamos miedo. Si un vino huele a tripas no significa que esté malo, si una cerveza huele a zorrillo tampoco.  Lo único que esta sucediendo es que el estilo de cerveza que están tomando es seguramente una Pilsner o algo alrededor de eso. Estas cervezas cuando se toma a la temperatura adecuada (entre 4 y 7 grados centígrados) sueltan todo su aroma y sabor inundando tus sentidos. Los humanos podemos distinguir alrededor de 10,000 aromas diferentes y cada uno de ellos tiene la capacidad de transportarnos en el tiempo y en el espacio echando a andar nuestra memoria de inmediato; ¿esas flores huelen al jardín de mi abuelita cuando era un niño?¿Ese perfume me recuerda a una novia de juventud?¿carne asada como la de la reunión de la semana pasada? De repente nos damos cuenta de que un simple olor expandió nuestros recuerdos y sacó cosas del olvido para traerlas hasta aquí.
            Algunos de los olores en la cerveza se los debemos de adjudicar al lúpulo, particularmente el olor a zorrillo. Este olor es característico de ciertos tipos de lúpulo como el Saaz que crece abundantemente en el sur de la República Checa con el que se fabrica la cerveza estilo Pilsner. Este lúpulo al fermentarse junto con la mezcla de la cerveza desarrolla un componente químico conocido entre los fabricantes de cerveza como “Skunky Thiol” o “Tiol Azorrillado”. El nombre le fue dado debido a que este mismo componente se encuentra en las glándulas de los zorrillos. Hasta donde tengo entendido - y a menos que mi fino amigo Luis Larios me corrija - los Tioles son substancias de un olor fuerte y repulsivo. De hecho el olor que artificialmente se le agrega al gas doméstico para poder ser detectado en caso de una fuga, se lo debemos a alguna forma de Tiol.
La Pilsner por excelencia: Pilsner Urquell
Las cervezas Pilsner y algunas otras Lagers son susceptibles de desarrollar esos olores, por eso los fabricantes se previenen colocando el producto en botellas en colores que limiten el ingreso de luz, sobre todo si su producto tiene que trasladarse a puntos lejanos o van a tardar en ser consumidas. Además de luz la temperatura es otro factor que puede propiciar el desarrollo de estos aromas.  Una cosa en muy importante anotar: el hecho de que estas cervezas desarrollen eventualmente estos olores y sabores no significa en ningún momento que estén echadas a perder. Siguen siendo cervezas perfectamente tomables que desarrollaron de más algunas de sus características propias, igual que lo hacen algunos vinos en ciertas condiciones.
La cerveza es una bebida “viva”, sobre todo la cerveza artesanal o “Craft Beer”, que sigue evolucionando aun después de haber dejado la fábrica. Las variaciones que puedan existir entre una botella y otra son comunes y, agregaría, deseables. Huyan de la estandarización que “plastifica”  los sabores y los aromas de la cerveza, busquen siempre opciones que les permitan ampliar su memoria de recuerdos hedonistas y no se asusten cuando descubran cosas nuevas….es lo mejor que puede pasarle a un cervecero de corazón.
n﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽mac ióse ni filtrarse riesto que esta cerveza no estaba filtrada ni pasteruizada imilares al anterior: cerveza aguada insdistintamenteindistintamente Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
Paz para todos.

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miércoles, 7 de septiembre de 2011

LA CERVEZA Y LAS MUJERES


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

         Resulta más que justo hablar de las mujeres y su papel dentro de la extensa historia de la cerveza. Sin ellas muchos de los estilos que conocemos actualmente no hubieran sido posibles.  Por lo menos en mi caso tengo la fortuna de compartir mi vida con una mujer que aprecia la cerveza tanto como yo y que frecuentemente me sorprende con sus apreciaciones sobre los sabores, aromas, colores y texturas que encontramos. Definitivamente nada como el paladar de una mujer para descubrir cosas nuevas.
Ninkasi:"la diosa que alega el corazón"
         Desde su invención hace 12 ó 13,000 años hasta la Edad Media la fabricación de la cerveza era tarea reservada para las mujeres. Recordemos que  durante milenios la cerveza era considerada primero que nada un alimento, de ahí que las mujeres siendo las principales responsables de la elaboración de los alimentos en el hogar, tenían a su cargo la tarea de fabricarla.  En la antigua Mesopotamia, parte de lo que ahora es Irak, las mujeres fabricantes de cerveza eran altamente apreciadas.  En Babilonia las mujeres productoras de cerveza eran sacerdotisas en los templos, esta práctica se siguió reflejando aun hasta la Edad Media donde las mujeres eran parte fundamental en la fabricación de cerveza en los monasterios de esa época.         Desde hace miles de años la cerveza ha sido considerada un suplemento nutrimental importante para las mujeres en la etapa de lactancia. Aun en la actualidad esta práctica está vigente sobre todo en el norte de Europa, al grado de que existen grupos de mujeres dedicados a promover el consumo de Stouts y Porters con este fin, aunque no todos los médicos apoyen esto.         En la antigua Finlandia tenían una muy particular visión del origen de la cerveza. La creación del mundo está contenido en un antiguo canto llamado “Kalevala”, sus poemas que datan de hasta 1000 años A.C. describen que tres mujeres, Osmotar, Kapo y Kalevatar,  preparaban un festín para una boda a la que querían llevar la mejor de las cervezas, sin embargo sus esfuerzos no fructificaban porque no podían obtener la espuma que coronara la bebida. Fue entonces que a Kelevatar se le ocurrió mezclar saliva de la boca de un oso con miel de abeja y con ella lograron la tan apreciada espuma, obteniendo así los finlandeses el regalo de su primer cerveza.         Para los anglosajones de la época post romana la fabricación de cerveza era parte importante de la ceremonia matrimonial. Las mujeres de la familia de la novia elaboraban una cerveza especial para la ocasión. Aun hoy el término en inglés “Bridal” que significa “nupcial” en español, viene de la frase “Bridal Ale” o cerveza de boda.         A medida que avanzaba la Edad Media, el papel de las mujeres en la fabricación de cerveza en los monasterios fue disminuyendo hasta que finalmente fueron exclusivamente hombres quienes se encargaron de su fabricación.
Mujeres en las barras del mundo


         La revolución industrial de mediados del siglo XIX vino a terminar en definitiva con el monopolio femenino en la fabricación casera de la cerveza. Al convertirse cada vez con mayor fuerza en una rentable industria, fueron los hombres quienes tomaron las riendas de este proceso de fabricación hasta convertirla un una “bebida para hombres”.         Esta situación, no obstante, tiende a cambiar de nuevo con el resurgimiento de las cervecerías artesanales en todo el mundo. Cada vez son más las mujeres que han vuelto a la cocina para fabricar sus propias recetas sorprendiendo a muchos que las consideraban exógenas a esta práctica.  Es también importante resaltar que las mujeres constituyen estadísticamente uno de los grupos que presenta mayores índices de crecimiento en el consumo de la cerveza, así que, ojo, las mujeres vienen de nuevo…y vienen fuerte.     
¿Tu qué cerveza nueva probaste esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina. Paz para todos.