lunes, 25 de junio de 2012

LOS DIOSES DE LA CERVEZA

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Por: Javier “Sunshine II” Sánchez
 
Tomarse una buena cerveza es definitivamente una experiencia religiosa…lo que sea que eso signifique. Lo cierto es que tomarse esa cerveza en el lugar adecuado y con la compañía adecuada es algo memorable que guardamos por mucho tiempo e incluso por toda la vida.
No es de extrañar que la cerveza haya estado acompañada siempre de entes divinos que desde tiempos inmemoriales rondan siempre que alguien se toma una cerveza, o varias…sobre todo cuando se toman varias.
El origen de la palabra “Cerveza”, para no ir más lejos, está relacionado con la diosa griega  “Ceres”. Responsable de todo lo que tiene que ver con la agricultura, las cosechas (evidentemente de los cereales) y la fecundidad. Ella fue quien enseñó a los hombres a cultivar la tierra, sembrar y recoger el trigo, todo esto según los señores griegos y su mitología.
Por otro lado, hace unos 6,000 años en la Mesopotamia (por donde ahora está Irak más o menos)  los Sumerios, una de las primeras civilizaciones documentadas de la historia y grandes bebedores de cerveza a la que llamaban “Sikaru”, escribieron el célebre himno o canto a la diosa Ninkasi. Este himno contiene ni más ni menos que la receta escrita más antigua conocida por la humanidad y es, adivinaron, la receta de su cerveza.  En uno de sus fragmentos podemos leer frases como "Se cuece pan, se deshace en migas, se prepara una mezcla con agua y se consigue una bebida que hace a la gente alegre, extrovertida y feliz".
En el antiguo Egipto también le daban duro a la cerveza siendo su bebida más popular. Su tipo “henquet” dulce y ligera y su “Sejepet Jenea” eran consumidas tanto por nobles como por esclavos. La divinidad responsable de la invención de la cerveza fue Osiris, dios - entre otras cosas - de los cereales y vencedor a la sanguinaria leona Semjet (enviada por Ra para castigar la rebelión de los hombres)  dándole a tomar una cerveza roja haciéndole creer que era sangre humana, ya borracha la leona, todo fue darle la última puntilla.
En la mitología nórdica existe “Byggvir” un elfo sirviente del dios Freyr se convirtió en el dios de la cerveza por ser el responsable de las cosechas de cebada. Es importante recordarles que los vikingos fueron grandes bebedores de cerveza, incluyendo al gran “Thor”, dios del trueno entre otras cosas.
Los Celtas tuvieron a “Sucellos”, dios de la agricultura, los bosques y las bebidas alcohólicas. Suele representarse como un hombre barbudo con un martillo largo o un barril de cerveza suspendido en una polea.
Los Aztecas no hacían malos quesos o, en ese caso, no hacían mala cerveza. Nuestros ancestros contaban con Ometochtli, dios de la bebida y de la embriaguez y representado por un conejo, de quien decían era una animal sin sentido común. HaH Había otros dioses como Petecartl (también dios del peyote y las medicinas) y Tequechmecauiani, dios que cuidaba a los borrachos de morir accidentalmente. Estos dioses eran multitask ya que  en su jurisdicción entraba el pulque, la cerveza, otras bebidas y hierbas.  Había también un dios para los “crudos” llamado Quatlapanqui y otro para los afortunados nacidos en “el día del conejo” según el calendario azteca, quienes tenían derecho a estar borrachos todos los días y estaban exentos de cualquier restricción sin importar su comportamiento público o privado. Este dios era llamado Tepoxtecatl.
Me faltaron muchos otros dioses, como los Finlandeses, los Incas, los Chinos, los Hindús, los Japoneses, pero esos se los dejo de tarea para que tengan algo qué hacer mientras se toman una cerveza ¿qué les parece? Y los dejo con un bello poema de Camilo José Cela que dice:
"El rayo de sol se hace cerveza
al llegar al corazón de la
caldera donde se cuece, y la
cerveza siembra la poesía en
los corazones cuando pasa a la
sangre cayendo por la
garganta abajo"
¿Tu qué cerveza nueva probaste esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina. Paz para todos.

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viernes, 22 de junio de 2012

UN VERANO LIGHT



Por: Javier “Sunshine II” Sánchez
        
     El verano está prácticamente aquí. Para donde veamos hay  gente con pantalones cortos, camisetas, lentes obscuros, chanclas “horca pollos” y, por supuesto, una cerveza en la mano. Por otro lado, las carnes asadas en los jardines de las casas están a la orden del día y esto implica necesariamente contar con una hielera rebosante de botellas o botes a punto de congelación a tal grado que arriesgamos la integridad física de nuestra mano si la mantenemos más de unos segundos dentro buscando “la más helada”. Al final de la inmersión nuestras uñas están moradas y nuestro corazón contento porque logramos nuestro objetivo. Eso es felicidad.
El objetivo es claro: hay que refrescarse a como dé lugar. Hay que prender “la refri interna”que nos permita soportar la realidad térmica que nos envuelve. El único problema es que esa “refri interna” funciona solamente mientras permanezcamos tomando algo helado, en el momento que se acaban las gélidas reservas cunde el pánico y es entonces cuando se instala velozmente una comisión especial de voluntarios que caminan unos metros hasta la sub agencia más cercana para reabastecerse. ¡Uff! No pasó del susto. A seguir peleando valientemente contra el calor.
Los cerveceros gringos, que no son nada tontos, detectaron que con la cerveza lager regular, algunas personas se “llenaban” rápidamente y dejaban de tomar. Con esto en mente, a nuestros amigos de Miller se les ocurrió elaborar una cerveza que fuera menos “llenona”, que permitiera que la gente pudiera ingerir un mayor volumen antes de decir basta por ahora. Crearon la célebre cerveza Miller Lite. Fue tal su éxito que en menos de lo que se enfría un bote, la competencia ya estaba encima copiándoles el concepto. En nuestros días es casi imposible encontrar una marca de cerveza que no tenga una versión ligera.
Creo que vale la pena darle una mirada más cercana a este estilo de cerveza que, entre otras cosas, constituye el estilo de mayor volumen de venta en el mundo entero. Lo primero que tendría que comentarles es que en los diferentes países no se terminan de poner de acuerdo en los detalles que hacen Light a una cerveza Light. En Estados Unidos solía describirse como una cerveza baja en calorías y con sabor, olor y color ligeros. Pero eso ha cambiado.
Las cervezas Light  -en efecto- tienden a tener menos alcohol que una cerveza Lager normal, tienen entre 3.1 y 4.1% APV. No obstante actualmente podemos encontrar algunas que superan el 5% APV. Igualmente una cerveza Lager regular tiene más de 155 calorías por cada 12 onzas, mientras que la Light rondan las 100 calorías. Sin embargo en la actualidad podemos encontrar algunas que tienen 55 calorías. Se decía que tenían muy poco sabor y olor, pero si nos tomamos una Samuel Adams Light notaremos que eso no es cierto.
Hay dos formas de fabricar una cerveza Light. La primera consiste en un proceso en el que se utilizan enzimas  y maltas especiales que aligeran el cuerpo del producto terminado y eliminan prematuramente la fermentación para que el volumen de alcohol sea menor.  La segunda consiste en ponerle más agua a una lager regular, así de fácil.  Por supuesto que el primero de los caminos resulta más laborioso y por lo tanto más costoso, sin embargo esto no se refleja en el precio, ya que el volumen de venta de las cervezas Light es tan alto que permite mantener los precios al nivel de una lager regular en la mayoría de los casos.
La variedad de cerveza Light que podemos encontrar en cualquier parte es muy amplia. Si alguien quiere tomarse una cerveza de este estilo no tendrá el menor problema para encontrar una. Los refrigeradores de las tiendas de cualquier ciudad y pueblo están llenos de ellas. Aun aquellas personas que quieren mantenerse en línea tiene opciones de sabores, colores olores, textura y hasta niveles de alcohol, así que se vale explorar

Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
Paz para todos.

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miércoles, 13 de junio de 2012

SAN ARNOLDO: SANTO PATRONO DE LOS CERVECEROS


Por Javier “Sunshine II” Sánchez


SAN ARNOLDO DE SOISSON
       Cada quién su santo” decía mi abuelita. Nunca supe exactamente qué quería decir con eso, pero me gusta creer se refiería a que cada quien venera a quien le da la gana según se le acomode. Cada santito, a su vez, tiene su capillita a la que ineludiblemente le llega su fiestecita, según corroboraba también mi abuela. Pues los cerveceros no somos la excepción y tenemos a la vuelta de la esquina la fiesta de nuestro querido San Arnoldo (también conocido como Arnulfo) de Soisson.
Muchas personas alrededor del mundo creen que el santo de los cerveceros es San Patricio, a quien ya le hemos dedicado más de un escrito en este espacio, si embargo debemos recordar que el santo patrono de los Irlandeses entró a esta cundina por otras razones que no viene al caso explicar ahora. Quien verdaderamente se ganó el cielo –literalmente- tomando cerveza y haciendo que otros la tomaran fue San Arnoldo de Soisson, de quien procederé a platicarles algunos detalles para ver si de esa forma le hacen justicia colocando un altarcito al fondo del refrigerador o de perdida colocan una estampita de este santo señor en la hielera de mayor uso familiar.
LA PESTE EN EUROPA
San Arnoldo de Soisson nace en 1040 en Ourdernaarde, una pequeña ciudad enclavada en la región flamenca de Bélgica, y murió en 1087. Arnoldo fue soldado, monje benedictino en la abadía de Saint-Médard, sacerdote de la misma órden y finalmente llegó a ocupar el cargo de obispo de Soisson, haciendo los puntos suficientes a lo largo de sus 47 años como para que la iglesia católico lo elevara a la categoría de santo. Curiosamente Arnoldo intentó huir varias veces de  su enclaustramiento religiosos tratando de evadir sus responsabilidades. La primera vez fue cuando era abad del  monasterio (cuentan que un lobo lo hizo regresar). Cuando lo hicieron Obispo también trató de evadir el puesto pero no pudo. Algunos años después cuando otro obispo ocupó su lugar, San Arnoldo fundó la abadía de Sant Peter de Oudenburg donde finalmente se puso a hacer lo que verdaderamente le gustaba hacer: cerveza.
En aquella época la cerveza era parte importantísima de la dieta de los clérigos que la utilizaban incluso como medio de subsistencia durante los largos ayunos cuaresmales. San Arnoldo notó que la gente común frecuentemente se enfermaba por tomar agua de los ríos, lagunas y estanques, mientras que a las monjas y monjes que bebían cerveza no les pasaba nada. Sin sabe por qué sucedía esto, empezó a adjudicarle a esta bebida “dones de salud” que promovió entre los habitantes de las villas y pueblos de la región. Este “Don de Salud” mencionado por San Arnoldo tenía una explicación que ahora nos resulta muy sencilla: para fabricar la cerveza era necesario hervir el agua en la que se hacía la mezcla de ingredientes, esto eliminaba las bacterias que estaban enfermando a la población. Sin saberlo San Arnoldo estaba “pasteurizando” la cerveza. Con cerveza curó enfermos e implementó involuntariamente una campaña de salud pública que salvó muchas vidas durante los tiempos de la peste en el siglo XI. Incluso San Arnoldo llamaba a la cerveza “Regalo de la Vida
POZO DE AGUA CONTAMINADA EN LA EDAD MEDIA
A San Arnoldo se le atribuyen milagros, muchos de ellos ya estando muerto, por lo que fue instituido Santo en 1131 y sus reliquias están colocadas desde entonces en su entrañable iglesia de Sant Peter de Oudenburg.
         Aunque en Bélgica el Día de la Cerveza es el 8 de julio, el día del santo patrono se conmemora al finalizar las fiestas de la bebida en ese país es decir el 18 de julio. Según el Martirologio Romano la fiesta de este santo es el 15 de agosto.
San Arnoldo de Soisson es pues el verdadero y único patrono de los cerveceros, lugar que se ganó a pulso bebiendo y dando a beber muchos litros de cerveza a sus congéneres. Por esto lo puedes ver en el dintel de la puerta de EL SUME, vigilando a todos los parroquianos que en cada sorbo de cerveza honran su existencia.
Un ultimo favor quiero pedirles: la próxima cerveza échensela a la memoria de este santo señor belga que verdaderamente se lo merece, y a lo mejor les manda un milagrito desde donde se encuentre.
¿Tu probaste alguna cerveza nueva esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.

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jueves, 7 de junio de 2012

LAGER ESTILO VIENA


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez
        

En la primaria nos enseñaron que allá a mediados del siglo XIX llegó a México un señor rubio, barbado, alto, delgado, siempre con una capa y una esposa que terminó tan loca que  hasta una canción le compusimos para burlarnos de ella. Este Noble austriaco que renunció al título de Príncipe de Hungría  y Archiduque de Austria para venirse en 1863 a gobernar nuestro país en calidad de Emperador, lo único que logró fue que lo fusilaran en el cerro de las campanas apenas unos cuatro años más tarde. Triste su historia.
Maximiliano llegó a México con sendos séquitos de colaboradores y un bagaje cultural eminentemente europeo del que le era imposible desprenderse. Como es natural el flamante emperador no dejó atrás sus gustos por la comida y por la bebida a la que estaba acostumbrado, fue así que entre su equipaje venía algún ayudante que sabía preparar la cerveza que a él le gustaba: la Lager estilo Viena.
Desde entonces y hasta la fecha los mexicanos hemos disfrutado de este estilo de cerveza sin siquiera echarnos una a la memoria del güerito con capa. Pero...¿y qué es una cerveza Lager estilo Viena? ¿y cuáles son las marcas mexicanas que la fabrican. Vámonos despacito para no hacernos bola.
A principios del siglo XIX nace en un pueblito llamado Klein-Schwechat, cerquita de Viena, un niño al que le pusieron Anton Dreher. Fue hijo de un empresario cervecero del que heredó el gusto  y por supuesto la cervecería. Por fortuna para nosotros este señor no solamente continuó la labor de su padre sino que su inquietud y pasión por su trabajo  lo llevó a inventar un estilo nuevo que combinaba la brillantez de una cerveza lager con tintes de las Ales inglesas. A esta cerveza se le llamó Schwechater Lagerbier, después le llamaron Viena Typ y, finalmente Vienna Style Beer o Viena Style Lager.
Esta cerveza de fermentación baja era cuidadosamente fermentada hasta producir una mezcla de color rojo cobrizo con tintes cafés. Es importante anotar que además del talento del Sr. Dreher hubo tres elementos fundamentales que propiciaron la creación de esta cerveza: el agua del río Danubio con toda su carga de minerales, la malta de los granos de la región vienesa y el clima frío que permitía almacenarla hasta alcanzar la madurez necesaria.
El negocio fue tan bien que para la llegada del siglo XX Schwechat Brewery era la mayor fábrica en toda Europa y sus cervezas habían ganado todos los premios y condecoraciones posibles.
Esta cerveza es la que Ferdinand Maximilian Josef von Habsburgo Lothringen, Maximiliano para los amigos, trajo a México con la ingenua esperanza de algún día echarse unas cuantas con sus súbditos debajo de un ahuehuete acompañados de un mole negro testo de ajonjolí. Qué vida tan ingrata. Sin embargo con todo y lo mal que nos hablaron del consorte de la señora Marie Charlotte Amélie Augustine Victoire Clémentine Léopoldine de Saxe-Coburg o Carlota como le decimos en la casa, seguimos de alguna manera invocándolo cada que abrimos una cerveza Bohemia Obscura, una Dos XX, una Victoria o una Minerva obscura, todas ellas dignas representantes de este aristocrático estilo de cerveza.
¿Tu qué cerveza nueva probaste esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina. Paz para todos.

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