viernes, 28 de junio de 2013

EL FERROCARRIL Y LA CERVEZA


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

         Cuando destapamos una cerveza nunca nos ponemos a pensar en cómo fue que llegó hasta tus manos, simplemente nos la tomamos y sanseacabó. En ese momento lo último que queremos es complicarnos la existencia con otra cosa que no sea disfrutar una cerveza y de la compañía que afortunadamente tengamos.
         No pretendo dedicar este espacio a los complejos sistemas de distribución que los fabricantes actuales manejan, pero sí al medio de transporte que en su momento detonó el crecimiento de la industria cervecera en diversas partes del mundo: el ferrocarril.
         En el siglo XIX las redes ferroviarias empezaron a desparramarse por los valles, montañas, desiertos y bosques de todos los países en Europa, Asia y América principalmente, permitiendo que todo tipo de bienes pudieran ser transportados en grandes cantidades a lugares antes inalcanzables. El uso de los vagones de tren fue una evolución natural de las carretas y los cucharones utilizados en la minas que transportaban el producto hasta ríos y puertos donde se embarcaban para ser llevados a centros de procesamiento y consumo.
El desarrollo del transporte sobre rieles empezó gracias al ingeniero Richard Trevithick, quien en el año 1802 empezó a experimentar su nuevo invento: motor de vapor.  Este revolucionario motor, sin embargo, no desplazó inmediatamente a las carretas jaladas por mulas y caballos por lo menos durante los 20 años siguientes.
         En Inglaterra la expansión del ferrocarril impactó directamente en el crecimiento de la industria en general, pero particularmente a la industria cervecera que ahora era capaz de producir y enviar su producto a donde quisiera, provocando con esto que los Pubs cundieran y se establecieran en cada esquina. Este crecimiento á﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽adas mñas alla de 15 a en carretas jaladas por caballossiera, provocando con esto que los Pubs cundieran por todose dio sobre todo entre los años 1840 y 1870. Antes, cuando la cerveza se transportaba en carretas jaladas por caballos, no podía ser llevada sin dañarla más allá de 15 ó 20 millas del lugar donde se había fabricado, manteniendo bajos los volúmenes de producción de las fábricas. Ya se han de imaginar que con tanto bache en los caminos de tierra los barriles se batían llegando incluso a explotar. El ferrocarril terminó con todo eso iniciando una época dorada en la industria cervecera de ese país. Para darles una idea del crecimiento experimentado, las cervecería Bass en Burton-Trent que en 1837 fabricaba 10,000 barriles año, diez años después gracias al ferrocarril incrementó su producción a 60,000 barriles.
         En Estados Unidos la historia no fue muy diferente, siendo los inmigrantes cerveceros alemanes quienes sacaron mayor provecho ya que en lugar de restringirse a instalar sus cervecerías en la costa atlántica, movieron sus fábricas a tierras centrales para hacer más corto el trayecto del ferrocarril hacia cualquier punto del país, con la ventaja adicional de que es ahí donde se producen prácticamente todos los granos necesarios para fabricar sus marcas. Fue así que ciudades como Cincinnati, San Luis y Milwaukee se convirtieron en las “Beer Cities” por excelencia en Estados Unidos, manteniendo este estatus hasta la fecha.
         En México la historia se repitió una vez más. Enviar cerveza desde Monterrey, Orizaba, hacia cualquier parte del país dejó de ser un imposible, haciendo explorar el crecimiento de lo que hoy conocemos como los dos grandes productores mexicanos, Cervecería Modelo y Cuauhtémoc-Moctezuma. Incluso en Baja California, ya en el siglo XX, el ferrocarril fue parte esencial del tremendo éxito de la primer gran industria de este Estado, permitiendo transportar Cerveza Mexicali a otros puntos del país, principalmente del noroeste de México, y al sur oeste de los Estados Unidos.

El tren en México, ha diferencia de otros países, ha dejado de ser un medio de transporte de pasajeros, sigue siendo un medios de distribución de insumos y productos importante, manteniendo de alguna manera una pequeña participación en en el engranaje de la fabricación de cerveza.
         Y bien, yo tomo también mi tren y me voy, esperando que la vida les sea leve al igual que su próxima cerveza.
¿Tu qué cerveza nueva probaste esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina. Paz para todos.

Comentarios: javier@elsume.com



Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina. Paz y trabajo para todos.    


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martes, 18 de junio de 2013

MUNICH




Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

MARIENSPLATZ
           

Munich es la alegría hecha ciudad. Nunca me había enamorado tan fácilmente de una
ciudad como lo hice con la icónica capital del estado alemán de Baviera. Munich (München en alemán o “lugar de monjes”) debe su nombre a los monjes benedictinos quienes en el año de 1158 se asentaron en la zona.

La llegada por carretera desde Berlín es serena, relajante, llena de bosques, campos amarillos de manzanilla que cubren cientos de colinas, de verdes sembradíos de lúpulo que las familias de la región cultivan amorosamente bajo las faldas de los Alpes alemanes, desde donde bajan azules ríos repletos de agua que a su vez se bifurcan en cientos de arroyos y lagunas.  El contraste de colores y aromas se mesclan en armonía formando un concierto natural fascinante.

Münechen mag dich” (a Munich le gustas) canta el lema de la ciudad que más que un eslogan publicitario es una promesa que sus habitantes se encargan de cumplir día a día frente a quienes los visitan. En Munich no puedes estar de mal humor, basta con salir a caminar por sus calle y plazas para descubrir a cada paso algo que te hace sonreir; parejas de muniquenses caminado orgullosos del brazo con sus atuendos típicos, bandas de música bávara tocando, virtuosos con su instrumento instalados en cualquier esquina interpretando desde un blues hasta una pieza de Bach, jóvenes y viejos con su mass de cerveza en la mano sonriéndole a los demás ante la complaciente mirada de edificios centenarios que hablan de la riqueza de su historia. 

MUSICA FRENTE A LA MUNICIPALIDAD
Munich es mucho más que la sede de la fiesta popular más grande del mundo que reúne año con año casi siete millones de turistas, por supuesto me refiero al Oktoberfest. En todo caso esta gran fiesta que arranca con el grito O’zapft is” (“Ya esta abierto”) de su alcalde en turno quien con un marro en su mano destapa un enorme barril lleno de cerveza, es el culmen de algo que sucede todos los días en la ciudad: el ancestral amor de los bavieros por la cerveza. Durante aproximadamente 15 días las seis principales cervecerías locales Spaten, Augustiner, Paulaner, Hacker-Pschorr, Hofbräuhaus y Löwenbräu se apoderan de Theresienwiese (el prado de Teresa) transformando la ciudad en una fiesta permanente en la que estas cervecerías venden casi una tercera parte de toda su producción anual.

La cerveza que se consume principalmente en Munich – y en Alemania en general – es del tipo Lager y los principales estilos son Pilsner, Märzen, Helles (clara), Dunkel (oscura), Schwarzbier (negra), Kölsch, Bockbier y la Kellerbier.  Dentro de el tipo de las cervezas Ales, o de fermentación alta, entre las más populares, se encuentran la Altbier, Sussbier, Kölsch, Weizbier y la refrescante y dulce Berliner Weissbier.

HFRÄHAUS, EL LUGAR MÁS FELIZ DEL MUNDO
Munich es una ciudad que parece nunca haber sufrido, de lo ultimo que uno se acuerda cuando esta ahí es del artero atentado terrorista que en las Olimpiadas de1972 sufrieron deportistas israelíes, o de que los horrores de la segunda guerra devastaron a sus habitantes y a sus construcciones, de que era la ciudad preferida de Adolfo Hitler quien utilizaba las cervecerías locales para reunirse con sus correligionarios. Hasta la fecha se mantiene intacto el mayor salón de los salones de la célebre Hofrähaus, donde se dice que pronunció su primer discurso arengando a sus compatriotas. Fue también en esa ciudad pero en otra cervecería donde el autoproclamado Führer (líder o guía) sufrió uno de los atentados contra su vida que intentaron asesinarlo. Munich es una ciudad que precisamente porque recuerda todo eso ha decidido recuperar su esencia a base de trabajo, disciplina y amor por su tierra y sus tradiciones.

De nuevo el orden y la civilidad alemana afloran en Munich. La algarabía de los jóvenes, adultos y viejos que libremente toman cerveza en la calle desde muy temprano, no es pretexto para meterse con nadie o para arman desmanes de ningún tipo. La gente se emborracha y punto, disfrutan su borrachera y deja que los demás disfruten la suya. Vale comentarles que en todo el tiempo que estuve – por ejemplo - en Marienplatz, nunca me tocó ver un solo policía vigilando. De lo único que hay que cuidarse es de no ser arrollado por una de las miles de bicicletas que circulan ordenadamente por todos lados.      

MILES DE BICICLETAS EN LA CIUDAD
Todos los que tenemos la fortuna de visitar Munich no podemos evitar traemos un poco de la ciudad en nosotros; algunos traen un souvenir, una historia, un recuerdo, una imagen… pero algo que todos sin lugar a dudas traemos es una sonrisa.

Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina. Paz y trabajo para todos.    





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jueves, 13 de junio de 2013

BERLIN


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez
LA PUERTA DE BRANDENBURGO


           
Enamorarte de Berlín no es fácil. No es amor a primera vista. Su belleza no se ve de lejos. Sus encantos están envueltos en gloria y tragedia, en algarabía desbordada y llanto.
La idea de visitar Berlín surgió de nuestro interés por conocer de cerca la gran tradición cervecera alemana que durante tantos siglos ha marcado pautas a nivel mundial.  Llegamos buscando cerveza y encontramos mucho más que eso.
Lo primero que notas es que el consumo de cerveza es libre, la gente la toma en la calle, caminando en cualquier banqueta, en cualquier plaza, en el metro, sentado en una jardinera viendo pasar la vida.  Nadie se asusta. Lo segundo que notas es que a pesar de que la cerveza circula por todos lados, nadie está causando desmanes… nadie.  El respeto por los demás es absoluto.  El orden y la civilidad de los alemanes se nota en cada lugar y en cada situación social.  “A los alemanes les gusta caminar derecho” nos dijo un residente de la ciudad, van por su derecha en la banqueta, en las escaleras eléctricas, en sus automóviles. Todos saben cómo convivir en paz con los demás.  A los mexicanos nos resulta en principio exasperante, pero finalmente terminas por entender que esa sociedad funciona porque todos respetan al otro.
LO QUE QUEDA DEL INFAME MURO
Alemania, y de manera muy particular la ciudad de Berlín, ha vivido en  los últimos 100 años los mayores horrores que somos capaces de crear los seres humanos y de los tres se han recuperado hasta convertirse en la primer economía europea. La primera guerra mundial, aunque no se llevó a cabo en suelo alemán, melló profundamente a sus habitantes que vieron a sus hombres partir a una guerra que solamente les dejó muerte, pobreza y el incomparable sentimiento de la vergonzosa derrota. Después de un breve período de paz donde el país parecía sanar sus heridas, el monstruo de la guerra vuelve aun con más fuerza para desolar no solamente a su tierra sino a sus hogares y a su economía hundiéndolos en una de las épocas de miseria más horrorosas que el país hubiera conocido. La derrota de nuevo aparece como la protagonista de esta guerra, aunque ahora viene acompañada del desgajamiento de tu territorio que finalmente queda dividido entre los cuatro ganadores del conflicto: Rusia, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. La ciudad de Berlín a su vez es dividida como botín de guerra provocando que en 1962 la población quede dividida de la noche a la mañana por un muro que impedía el libre tránsito entre el éste y el oeste, dejando a familias divididas en ambos lados.
BERLINER WEISSBIER
Después de muchos años, muchas muertes y muchas penas, el muro es derribado en el año de 1989 dándole finalmente a Berlín –después de tres golpes brutales -  la oportunidad de demostrar su gran capacidad de recuperación mediante el trabajo.
La cerveza siempre estuvo ahí como parte de la vida de los alemanes. Las cervecerías siempre han sido los lugares de reunión donde se discute, se platica, se convocan todos los asuntos públicos. No fue una casualidad que  el mismo Adolfo Hitler utilizara estos lugares para exponer sus ideas que le permitieron llegar al poder y donde sufrió uno de los atentados que estuvieron más cerca de acabar con la vida del Führer durante una reunión de trabajo.
El tipo de cerveza que de mayor consumo en toda Alemania es la lager. Son raras las tipo Ale aun que también existen.  Las lagers más populares son los estilos Pilsner, Märzen, Helles (clara), Dunkel (oscura), Schwarzbier (negra), Kölsch, Bockbier y la Kellerbier.  Dentro de el tipo de las cervezas Ales, o de fermentación alta, más populares, se encuentran los estilos Alt, Sussbier, Kölsch, Weizbier y la refrescante Berliner Weissbier.
Visitar Berlín y no tomar su cerveza es una experiencia vacua, trunca, incompleta. La cerveza es parte de su esencia como lo es su lluvia, sus miles de árboles, su aparente rigidez… y su muro.
Enamorarse de Berlín es como enamorarse de una mujer que primero te cuenta sus penas, sus tragedias, desencantos y poco a poco va develándote su gran belleza interior y exterior. Lo que hace irresistible este lento proceso de acercamiento es que siempre hay una cerveza de por medio para atestiguarlo.
Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina. Paz y trabajo para todos.    


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