Por: Javier
“Sunshine II” Sánchez
Hoy tuve el placer de sentarme a la mesa invitado por los
amigos de la facultad de Hospitalidad de la Universidad del Valle de México. La comida fue preparada por
alumnos de la escuela de gastronomía del campus Mexicali y mi sorpresa no pudo
ser mayor. Lo que probé no fueron recetas copiadas, sino verdaderas creaciones
de jóvenes con talento y creatividad que hacen con pasión su trabajo. Desde
aquí felicito sinceramente a los alumnos y también a sus maestros que han
sabido sembrar el amor por la buena cocina. Esto viene al caso porque siempre
que en alguna conversación alguien empieza a hablar de “Maridaje”. Y este fue
de nuevo el caso, se da por hecho que se está relacionando algún tipo de comida
con algún tipo de vino. Pareciera ser que este término ha sido secuestrado para
uso exclusivo de los amantes de la uva. Nada resulta más apantallante en una
reunión que deslizar una comentario que ligue una botella de vino que recién se
destapa con algunos platillos que se tienen enfrente ¿no es cierto?
Existen
volúmenes enteros que dedican su contenido a este tema, así como infinidad de
programas de televisión que nos guían a través de los delicados y frágiles
senderos de los sabores y los aromas que, igual que celestinas sensoriales,
casan a nuestras neuronas aunque sea sólo durante el tiempo que dura un
platillo.
¿Quién
me va a negar que unos taco de carne asada con una coca bien helada no es algo
parecido a estar en el mismo cielo? O una Pizza con un vino rojo, o una comida
china con una Cahuama, unos tacos de tortilla de harina con huevo y un café con
azúcar y leche…mmmm ¡qué delicia!
Finalmente el maridaje es lograr combinar dos o más cosas que nos causen
placer al
momento de comerlas.
Evidentemente en esto de los maridajes
sucede lo de siempre: hay personas que les gustan los maridajes tradicionales y
otras que les gusta explorar con sabores que antes no habían sido reunidos. Me
ha tocado presenciar feroces alegatas de personas que no conciben cómo alguien
puede comer un filete de atún con algo que no sea un vino blanco, mientras que
el indiciado está comiéndoselo con una malteada de fresa a un lado. En mi muy
particular opinión cada quien tiene el
derecho a hacer guerras dentro de su boca siempre que le provoquen placer.
Generalmente
todas las comidas pueden ser acompañada por vino o por cerveza. El principal
problema que tenemos en México en este aspecto es que – salvo honrosísimas
excepciones – prácticamente en ningún restaurante te venden más allá de dos o
tres estilos de cerveza, mientras que frecuentemente la variedad de vinos es
más amplia. Sin embargo es importante saber que si llegas a tener la fortuna de
encontrarte uno de esos restaurantes librepensadores que venden marcas de todos
lados ten la confianza de pedirle al mesero que te oriente. Es común que las
cervezas estilo lager tradicionales se tomen como aperitivo, con platillos
vegetarianos, mariscos frescos, carne asada, tacos al pastor y, por supuesto,
con pizza o comida china. Los mariscos saben exqusitos con cervezas
Stout y Porter, sobre todo las almejas y mejillones al vapor. Si vas a comer
ceviche o pescado ahumado empújatelo con una Ale Roja e incluso con una Lambica
belga. ¿Vas a comer pescado? Pide una Pilsner lupulizada. El pollo y el cerdo
va perfecto con las Lagers maltosas o las tipo Viena (como la Bohemia o la
Victiria, por ejemplo) y las Lagers obscuras como las Märzen también llamadas
Oktobefest. El cordero, la ternera o los cortes finos de res se lleva
perfectamente con las Ales obscuras y afrutadas o con las Pale Ales. Las
comidas picantes, como las que abundan en nuestro país, van a la perfección con
las Lagers ambar u obscuras. Las ensaladas con las cervezas estilo Gueuze o las
Berliner Weisse e incluso las frutales de frambuesa, ahora que si la ensalada
tiene nueces o almendras amárrala con una Brown Ale. Qué
les puedo decir de los quesos, hay tantas posibles combinaciones como tipos de
queso y cerveza.
El somelier y maestro cervecero británico Marc
Stroobandt le ha dedicado mucho tiempo y dinero organizando en diferentes
ciudades, incluyendo Nueva York, degustaciones muy completas donde marida a la
perfección los quesos italianos y la comida con las cervezas artesanales del
mundo con resultados sorprendentes. Hace algún tiempo en El Sume se organizó una sesión de maridaje de cervezas con quesos; no se imaginan lo especial que resultó esa experiencia para todos los asistentes, en particular recuerdo la combinación de cerveza guinness con queso Dubliner y la cerveza y el queso Chimay (para ver las notas completas de este maridaje, métete a Miguel Fimbres y conocerás los detalles)
El maridaje de la cerveza con la comida
se amplía ineludiblemente cada vez más en la medida en que conocemos más
estilos de cerveza. Conocer más estilos de cerveza es hedonismo puro. Tus
sentidos se agudizan y tus posibilidades de generarte placer se potencian, eso
te lo garantizo.
¿Tu qué cerveza nueva probaste
esta semana? Explora,
diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la
esquina.
Comentarios: javier@elsume.com
Hola Javier,
ResponderEliminarTuve la fortuna de asistir a ese maridaje de quesos y estuvo espectacular; ah y por cierto, ya va a cumplir tres AÑOS que se hizo.
Aqui mis notas:
http://bit.ly/12fqfkG
Salud!!!...os desde Ciudad Juárez,
Miguel Fimbres
¿en serio casi 3 años? Cómo pasa el tiempo. Mil gracias por mandarme tus notas, me van a servir. Un abrazo, Mike.
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