Por: Javier Sánchez Valenzuela
SAN ARNOLDO DE SOISSON |
“Cada quién su santo” decía mi
abuelita. Nunca supe exactamente qué quería decir con eso, pero a mi me gusta
creer se refiere a que cada quien venera a quien le da la gana según se le
acomode. Cada santito, a su vez, tiene su capillita a la que ineludiblemente le
llega su fiestecita, según corroboraba también mi abuela. Pues los cerveceros
no somos la excepción y tenemos la fiesta de nuestro querido San Arnoldo
(también conocido como Arnulfo, asi que feliciten a quien tenga cualquiera de los dos nombres) de Soisson a la vuelta de la esquina.
Muchas personas
alrededor del mundo creen que el santo de los cerveceros es San Patricio, a
quien ya le hemos dedicado más de un escrito en este espacio, si embargo
debemos recordar que el santo patrono de los Irlandeses entró a esta cundina
por otras razones que no viene al caso explicar ahora. Quien verdaderamente se
ganó el cielo –literalmente- tomando cerveza y haciendo que otros la tomaran
fue San Arnoldo de Soisson, de quien procederé a platicarles algunos detalles
para ver si de esa forma le hacen justicia colocando un altarcito al fondo del
refrigerador o de perdida colocan una estampita de este santo señor en la
hielera de mayor uso familiar.
Ourdernaarde, Bélgica |
San Arnoldo de
Soisson nace en 1040 en Ourdernaarde, una pequeña ciudad enclavada en la región
flamenca de Bélgica, y murió en 1087. Arnoldo fue soldado, monje benedictino en
la abadía de Saint-Médard, sacerdote de la misma órden y finalmente llegó a
ocupar el cargo de obispo de Soisson, haciendo los puntos suficientes a lo
largo de sus 47 años como para que la iglesia católico lo elevara a la
categoría de santo. Curiosamente Arnoldo intentó huir varias veces de su enclaustramiento
religiosos tratando de evadir sus responsabilidades. La primera vez fue cuando
era abad del monasterio (cuentan que un
lobo lo hizo regresar). Cuando lo hicieron Obispo también trató de evadir el
puesto pero no pudo. Algunos años después cuando otro obispo ocupó su lugar,
San Arnoldo fundó la abadía de Sant Peter de Oudenburg donde finalmente se puso
a hacer lo que verdaderamente le gustaba hacer: cerveza.
En aquella época la cerveza era
parte importantísima de la dieta de los clérigos que la utilizaban incluso como
medio de subsistencia durante los largos ayunos cuaresmales. San Arnoldo notó
que la gente común frecuentemente se enfermaba por tomar agua de los ríos,
lagunas y estanques, mientras que a las monjas y monjes que bebían cerveza no
les pasaba nada. Sin sabe por qué sucedía esto, empezó a adjudicarle a esta
bebida “dones de salud” que promovió entre los habitantes de las villas y
pueblos de la región. Este “Don de Salud” mencionado por San Arnoldo tenía una
explicación que ahora nos resulta muy sencilla: para fabricar la cerveza era
necesario hervir el agua en la que se hacía la mezcla de ingredientes, esto
eliminaba las bacterias que estaban enfermando a la población. Sin saberlo
San
Arnoldo estaba “pasteurizando” la cerveza. Con cerveza curó enfermos e
implementó involuntariamente una campaña de salud pública que salvó muchas
vidas durante los tiempos de la peste en el siglo XI. Incluso San Arnoldo
llamaba a la cerveza “Regalo de la Vida”
A San Arnoldo se le atribuyen
milagros, muchos de ellos ya estando muerto, por lo que fue instituido Santo en
1131 y sus reliquias están colocadas desde entonces en su entrañable iglesia de
Sant Peter de Oudenburg.
Aunque en Bélgica el Día de la Cerveza es el 8 de julio, el día del santo patrono se conmemora al finalizar las fiestas de la bebida en ese país, es decir el 18 de julio,m pero Según el Martirologio Romano la fiesta de este santo es el 15 de agosto, así que por si las dudas echense una cerveza en su honor cualquiera de estos tres días.
Aunque en Bélgica el Día de la Cerveza es el 8 de julio, el día del santo patrono se conmemora al finalizar las fiestas de la bebida en ese país, es decir el 18 de julio,m pero Según el Martirologio Romano la fiesta de este santo es el 15 de agosto, así que por si las dudas echense una cerveza en su honor cualquiera de estos tres días.
San Arnoldo de
Soisson es pues el verdadero y único patrono de los cerveceros, lugar que se
ganó a pulso bebiendo y dando a beber muchos litros de cerveza a sus congéneres.
Por esto lo puedes ver en el dintel de la puerta de El Sume, vigilando a todos
los parroquianos que en cada sorbo de cerveza honran su existencia.
Un ultimo favor
quiero pedirles: la próxima cerveza échensela a la memoria de este santo señor
belga que verdaderamente se lo merece y - a lo mejor - les manda un milagrito
desde donde se encuentre.
¿Tu probaste alguna cerveza nueva esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la
tienda de la esquina.
Paz para todos.
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