martes, 23 de diciembre de 2014

JOHN MARTIN: EL SANTO CLOS DE LA CERVEZA


Por: Javier Sánchez Valenzuela



John Martin llevó la felicidad al mundo igual que Santo Clos, sólo que en lugar de ser originario del Polo Norte y tener su taller ahí, él era ingles y la alegría la sacó de Bélgica. Déjenme platicarles un poquito de esto y al final les hablaré del Sr. Martin.
          Para quienes celebramos la navidad esto representa una mezcla de sentimientos que van desde la mayor de las alegrías hasta la peor de las depresiones. Lo que es una constante es que en cualquiera de los casos habrá alcohol de por medio, ya sea para celebrar el advenimiento de Cristo o para ahogar nuestras frustraciones y olvidarlas aunque sea mientras nos dura la borrachera. Para los fines que persigue esta columna vamos a hablar de la primer posibilidad ¿te parece? Si quieres hablar de la segunda te recomiendo que vayas con tu terapeuta o aunque sea con el cantinero del bar más cercano y le avientes todo encima.

Probablemente una de las cosas que más nos alegran en navidad, sobre todo a los que no somos muy afectos a la devoción cristiana, es la posibilidad de reunirnos con la familia y compartir nuestra alegría brindando, comiendo, cantando, bailando y abriendo regalos. La navidad es un excelente pretexto para encontrarnos de nuevo con los que queremos.

Para quienes andamos buscando razones para explorar y probar nuevas cervezas, esta época es ideal y en gran medida esto se lo debemos a nuestro amigo John Mrtin. Prácticamente en todo el mundo los fabricantes de cerveza editan sus cervezas de temporada, muchas de las cuales resultan ser joyas efímeras que deben ser aquilatadas en su momento ya que la navidad pasa rápido y tendremos que esperar otros 12 meses para volver a degustarlas.

La cerveza es la bebida navideña por excelencia, por lo menos en los países que inventaron la celebración como la conocemos hoy. Los países del norte de Europa, con sus árboles secos y paisajes nevados son quienes inventaron la costumbre producir cervezas especiales para la temporada. Todo parece indicar que fue particularmente en Bélgica, hacia finales del siglo XIX, cuando los maestros cerveceros de las cervecerías locales dedicaban su talento a elaborar cerveza que utilizaban para regalar a sus trabajadores y amigos. Esto se difunde rápidamente entre los consumidores y se ven en la necesidad de fabricarla en volúmenes mayores, inicialmente para el pueblo o ciudad donde se encontraba la fábrica y posteriormente para otras regiones.

La elaboración de las cervezas navideñas se iniciaba en el mes de septiembre, específicamente alrededor del día 29 cuando se celebra el días de San Miguel. En esas épocas los maestros cerveceros utilizaban los mejoren ingredientes a los que especiaban cuidadosamente para obtener una cerveza robusta, aromática y sabrosa que pudiera ser consumida durante las festividades de San Nicolás.

Sólo era cuestión de tiempo para que esta costumbre local se expandiera al resto de Europa y después al mundo entero.  Algunos estudiosos le adjudican la popularidad internacional de estas cervezas al ingles John Martin (1886-1966), un empresario cervecero a quien bien podríamos darle el adjetivo de El Santo Clos de la Cerveza, ya que gracias a él los estilos navideños llegaron a todo el mundo. El señor Martin se establece en Amberes, Bélgica en 1909 y desde ahí empieza a comercializar las cervezas navideñas belgas hacia Inglaterra y Escocia, introduciendo la Gordon Xmas de su fábrica Gordon Scoth Ale. Todavía en nuestros días podemos encontrar cervezas generadas por este varsátil empresario, como la Martin’s Pale Ale (que aun en la actualidad muchos la llaman “la más noble de las pale ales inglesas), o la Martin’s Blond Ale.

Las cervezas de navidad no conforman un estilo por sí mismas. Pueden ser obscuras y rubias, dulces y amargas,  en todo caso, mantienen algunas características comunes, como el hecho de que tiene
porcentajes de alcohol superiores al promedio. La razón es simple: la cerveza se toma en navidad para “calentarse” y no para refrescarse, y el alcohol colabora en alcanzar ese fin.  De igual forma y por la misma razón, las cervezas navideñas no son “light”, sino que contienen niveles calóricos altos.  Otra característica que muchas marcas mantienen es el aroma especiado, que aporta mucho al maridaje de las comidas típicas de esta temporada. En general se recomienda tomar estas cervezas frías pero no a punto de congelación como solemos acostumbrarlo por nuestras latitudes, ya que se inhibe totalmente el sabor y el aroma de la mezcla.

Tomen buenas cervezas de navidad, la variedad es mucha.  Les recomiendo que busquen las opciones que los artesanos cerveceros tienen para estas fechas, estoy seguro que encontrarán sorpresas que les llenarán su barriga y su cabeza de felicidad pura.

Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina. Paz para todos y ¡Feliz Navidad!

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