viernes, 14 de marzo de 2014

LA ESPUMA DE LA CERVEZA


Por: Javier Sánchez Valenzuela

        
                      Inclinar el vaso al servir una cerveza para que no haga espuma es cosa de maricones”, afirma el señor Randy Mosher autor del libro “Tastingt Beer”. Y prosigue diciendo: “…esto dará como resultado una cerveza demasiado gasificada con poco aroma y una pobre y efímera disipación de la cabeza de la cerveza.” Imagínate lo que el Sr. Mosher debe pensar de los que en las fiestas agregan pan de barra a las jarras de cerveza para que no haga espuma, no quiero ni imaginarlo.

         Vamos platicando un poco de este polémico tema con el fin de que llegues a tus propias conclusiones respecto de qué tanta espuma quieres que tenga tu cerveza. Lo primero que debemos decir es que la cabeza de espuma de cerveza es producida por burbujas de gas, generalmente dióxido de carbono. Este dióxido de carbono se forma durante el la etapa de fermentación gracias a procesos químicos producidos por el la proteína del mosto (el extracto de la malta), las levaduras y los residuos del lúpulo.  Esta carbonatación puede darse mediante diferentes técnicas antes o después de que la cerveza sea envasada.
         Si has probado varios estilo de cerveza habrán notado que no todos generan la misma cantidad de espuma y que algunas de esas espumas tiene diferente consistencia. Si sirves una Belgian Pale Ale (Duvel por ejemplo) junto a una Stout (Guinness por ejemplo) sabrás exactamente a qué me refiero; mientras que la primera es de color blanco brillante con una consistencia ligera y chispeante que te hace cosquillas en la boca, la segunda es más oscuras, compacta y cremosa.
La estructura proteínica de la cerveza la convierte en la única bebida que desarrolla espuma de manera natural. La espuma ha sido parte de la cerveza desde que se inventaron todos los estilos que actualmente conocemos en el mundo. Para un buen bebedor el hecho de que su vaso tenga una buena cabeza es tan importante como para el fabricante y dedican mucho tiempo a estudiar las complejidades técnicas que esto conlleva. Controlar las proteínas que constituyen la espuma, llamadas Coloides, es un trabajo complejo.
    
     La carbonatación de una cerveza también puede inducirse de forma artificial mediante diversos métodos, aunque para muchos – como los que apoyan la Campaign for Real Ale’s (CAMRA) hacerlo de forma artificial es casi como invocar al demonio.
         Los niveles de carbonatación generalmente se mide en términos de volumen de CO2 que contiene.  De esa forma tenemos que las cervezas muy carbonatadas como una Belgian Strong Golden contienen un volumen de CO2 de entre 3.5 y 4, mientras que las menos carbonatadas pueden tener de cero a 1.3.  Las cervezas lagers americanas que comúnmente conocemos cuentan con un volumen de carbonatación de entre 2.2 y 2.7.
          ¿Cuál es la cantidad apropiada de espuma? Para contestar esta pregunta debemos estar consientes de que cada estilo tiene diferentes características, algunos carecen prácticamente de ella y otros la tienen en abundancia. Aunque por este rumbo se habla de una pulgada de grosor en los estilos que acostumbramos, la verdad es que este tema llega a ser una preferencia cultural.  Evidentemente los belgas aprecian mucho la espuma ya a que muchas de sus cervezas generan grandes cabezas al grado de que resulta casi imposible servirlas de una sola vez y, como detalle curioso, los vasos de la cerveza Duvel están diseñados para que al servir una botella gran parte del recipiente quede vacío para contener la espuma. Dicen los que saben que el mejor vaso para tomar cerveza es el que tiene forma de tulipán – como el de Duvel -  porque permite apreciar como ninguno otro el color, cuerpo, aroma, espuma y temperatura de la cerveza. En Irlanda – otro de los casos curiosos -  servir una Guinness es una labor de paciencia ya que la espuma tarda más de un minuto en asentarse. En la región de Baviera en Alemania los tarros te los sirven con mínimo una cuarta parte de espuma. En muchos lugares donde se sirven estilos belgas, checos, alemanes o artesanales, acostumbran enjuagar con agua el vaso antes de servir la cerveza, esto inhibe un poco la creación de espuma excesiva.
CADA CERVEZA TIENE ESPUMA DIFERENTE
         La espuma de la cerveza ayuda a “amarrar” el aroma  de una cerveza dentro del vaso y, al condensarse, expele el exceso de carbonatación que pueda tener, ayudando con esto a que el sabor surja de manera más clara.
¿Tu probaste alguna cerveza nueva esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
Paz y Trabajo para todos.




1 comentario:

  1. Como siempre buen trabajo Javier. Pero esperaba algo del Agro Baja, como les fue a los cerveceros artesanales, por ejemplo.

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