martes, 11 de agosto de 2015

"LA CANTINA MÁS GRANDE DEL PAÍS"


Pues sí. Después de años de insistir, después de tres administraciones de gobierno municipal, después de aguerridos atrincheramientos del Consejo Municipal de Alcoholes, de publicaciones pagadas en los medios, de curiosas ruedas de prensa para intentar justificar lo injustificable, se genera un nuevo reglamento de alcoholes para la ciudad de Mexicali. La ciudad cuyo cielo capturó al sol y a cuyos bebedores había capturado la Tecate, por fin cambia las reglas del juego para permitir el desarrollo de la industria de producción artesanal de este preciado líquido.

Por supuesto aun las cosas no terminan, los embates siguen. Aun después de aprobado en nuevo reglamento la regidora Mayra Flores Preciado decreta que con esta nueva disposición oficial  nuestra ciudad se convertirá en la cantina más grande de México. No entiendo por qué le futureó, cuando resulta evidente que desde hace muchos años ya lo somos. Basta con salir a la calle y ver la cantidad de Oxxos con refrigeradores testos de cervezas y bares con promociones de cubetas con diez cervezas heladas a un precio ridículamente bajo. En fin.
De nuevo la cerveza tiene la culpa de todos los males que aquejan a nuestra sociedad. Quisiera de lo anterior deducir que en el hipotético caso de que en Mexicali no se consumiera una gota de Cerveza, seríamos la ciudad más avanzada y ordenada del planeta ¿será así? Digo, el razonamiento empleado por algunos líderes sociales parecen sugerir esta mágica solución.

En un reciente reporte que me encontré puedo ver que los países de mayor consumo de cerveza curiosamente son de los más avanzados de la tierra, con los más altos estándares de vida que conocemos e índices de inseguridad muchísimo más bajos que los nuestros. Las cantinas en Irlanda son las más aglomeradas que he visto en mi vida, no obstante nunca vi un pleito o una falta de respeto al vecino o a la vecina a pesar de que no había un solo policía ni personal de seguridad “pasándote báscula” al ingresar.  En Francia puedes portar tu bebida mientras caminas por las calles sin que eso signifique que andas de ebrio y escandaloso en la vía pública, en España encuentras máquinas vending de cerveza en las calles y en los museos, en Italia mientras no te metas al Vaticano puedes pasártela brindando por la dolce vita viendo fluir al Tiber milenario, en Alemania las universidades tienen dentro sus propios bares donde puedes tomar tu cervecita entre clase y clase o para inspirarte para hacer una tarea, En Munich –particularmente- puedes subirte
al transporte público sin mayor trámite mientras no te metas con nadie. No termino de entender la “tan evidente” relación que existe entre el consumo de cerveza y lo mal que estamos como sociedad. ¿No será que estamos cargándole el muerto a otro para evadir el problema de fondo? ¿No tendrá algo que ver, por ejemplo, nuestra pobre cultura cívica, nuestra falta de respeto hacia los demás, nuestro deficiente sistema educativo, nuestra enraizada costumbre de no respetar las leyes “alcabo con una mochada lo arreglamos”? ¿No tendrá algo que ver los monopolios cerveceros reinantes en nuestra zona que – bajo la complaciente mirada del gobierno -
  se encargaron exitosísimamente de impedir nuestro accesos a una verdadera cultura cervecera? ¿No será que están queriendo ver las cosas al revés?

El Consejo de Alcoholes, que ha fracasado una y otra vez en su intento por modular el consumo de alcohol en la ciudad, si en verdad quiere hacer algo positivo, trascendental y de beneficio para la comunidad, debe presionar a las autoridades para honesta y correctamente (sin mochadas, pues) la Cero Tolerancia para quien no sepa comportarse cuando haya ingerido alcohol, trabajar en la difusión de una verdadera campaña que eduque a los niños jóvenes y adultos respecto del consumo responsable alcohol. Esa sería una labor verdaderamente trascendental y de impacto social.
Quiero felicitar a todos los que participaron en este nuevo cambio de paradigma que representa el nuevo Reglamento de Alcoholes: a los artesanos, a los regidores, a los consumidores, a los promotores, a los medios de comunicación, a todos y cada uno de los que – a veces sin  saberlo – impulsaron este cambio.
El reto apenas comienza a dibujarse. ¿Ahora que vamos a hacer con esto que acaba de suceder? ¿Cómo vamos a manejarlo?¿Qué se hará con este nuevo “pequeño poder” que la ley nos otorga?¿Habrá nuevos Caciques de la cerveza?¿Lograremos que esto se convierta en un verdadero y positivo cambio social?¿Tendremos una industria cervecera vigorosa y democrática?  Les confieso que no lo sé.  Mis mejores deseos para que Lennon les ilumine el camino y todo esto sea para bien de todos.

¿Tu probaste alguna cerveza nueva esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina. Nos vemos en El Sume.

Paz y Trabajo para todos.




2 comentarios:

  1. Muy bien expuesto. Veo un futuro donde Mexicali será un lugar de bebedores de cerveza cultos. También estarán los borrachotes de siempre pero serán menos.

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