jueves, 9 de febrero de 2012

A SU SALUD, SEÑOR KRUEGER


Por Javier “Sunshine II” Sánchez

Gottfried Krueger
      Después del invento de la rueda posiblemente lo más trascendente para la humanidad entera fue inventar en qué envasar la cerveza. Si no se hubiera ideado esa solución, todavía tendríamos que ir a la fabrica de cerveza más cercana con nuestra jarra para que nos lo llenaran. No quiero ni imaginarme en esa situación.
            Sin embargo para fortuna de todos nosotros no faltó algún imaginativo emprendedor que se empeñó en encontrar la forma de hacerle llegar el preciado líquido a todo aquel sediento que lo requiriera. Así surge la primer botella…burda, rústica, poco higiénica, impráctica, tapada con un trapo…después los tapones fueron de cera, de madera o con un corcho. 
Poco a poco las técnicas se mejoran, sin embargo es hasta mediados del siglo 19 a son de la revolución industrial iniciada en Inglaterra, cuando en verdad esto se perfecciona: las máquinas empiezan a hacer de las suyas, se inventa la refrigeración y con ella la posibilidad de guardar la cerveza más tiempo del que antes podían imaginar y esto, a su vez, permite su transportación a lugares distants antes inalcanzables.
Décadas después y ante el embate de estos cambios era solo cuestión de tiempo que surgiera uno de los envases más populares del siglo pasado, un invento revolucionario que llevó a la industria cervecera, y a muchas otras industrias,  a alturas insospechadas. Me refiero a “el bote”, que este año cumple 77 años de haberse inventado.
            Cuando no existían envases que pudieran sellarse aislando su contenido del exterior, la cerveza se vendía en recipientes retornables que tenían que ser rellenadas en la fábrica, lo que impedía que el producto se vendiera muy lejos de la planta productora. En el siglo 16 la botella de cerámica o vidrio fue el primer intento por extender las posibilidades de comercialización hacia lugares más lejanos, pero era difícil mantener por mucho tiempo su contenido ya que no eran herméticas. La verdadera revolución en la comercialización de la cerveza llegó con la invención de el bote o lata, ya que fue el primer envase “no-retornable” que se lanzó al mercado.  Esta simple condición de deshechabilidad revolucionó la industria de la cerveza. La aciaga mañana del 24 de enero de 1935 llegó a los mercados de Estados Unidos la primer cerveza en bote, para finales de ese mismo año se habían vendido 200 millones. Para 1936 la lata se comercializó en Europa y casi de inmediato 23 cervecerías del Reino Unido ofrecieron su producto en este práctico empaque.
            En aquel momento la lata era muy diferente a la que conocemos actualmente. Para empezar tenía “cuello” tratando de emular a una botella. Estaban fabricadas de hojalata, pesaban 100 gramos, contenían .33 litros. y se cerraban con una tapa tipo corona.
            El diseño que actualmente conocemos tardó muchos años en desarrollarse. Todavía muchos de los que están leyendo este artículo recordarán las latas de hojalata soldadas con plomo y que requería de un destapador. Fue hasta 1963 cuando al Sr. Ermal Fraze se le ocurrió inventar la tapa con una argolla integrada que permitía jalarla hasta arrancarla dejando un orificio abierto por el que salía la cerveza. Además las latas ahora son en su mayoría de aluminio, lo que les da un peso de menos de 25 gramos y la argolla no se separa de la lata sino que queda pegada en ella. Existen avances cada vez más asombrosos, como por ejemplo la integración de capas protectoras interiores que aíslan totalmente al líquido del aluminio para proteger el sabor, o cápsulas de CO2 que al momento de abrir el bote lo liberan para darle un sabor como recién salida del barril. Actualmente el bote es responsable del 30% de las ventas cervezas del mundo.
            Quienes tomamos cerveza viviremos eternamente agradecidos a ese joven inmigrante alemán llamado Gottfried Krueger que a los 16 años se avecinó en Newark, New Jersey y fundó, al cumplir los 26, su propia cervecería. El espíritu emprendedor y la inventiva del señor Krueger revolucionaron la industria cervecera como muy pocas personas lo han hecho. Así que lo menos que merece Gottfried es que brindemos con él, dondequiera que se encuentre.
¿Tu probaste alguna cerveza nueva esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.


Comentarios: javier@elsume.com

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