martes, 18 de junio de 2013

MUNICH




Por: Javier “Sunshine II” Sánchez

MARIENSPLATZ
           

Munich es la alegría hecha ciudad. Nunca me había enamorado tan fácilmente de una
ciudad como lo hice con la icónica capital del estado alemán de Baviera. Munich (München en alemán o “lugar de monjes”) debe su nombre a los monjes benedictinos quienes en el año de 1158 se asentaron en la zona.

La llegada por carretera desde Berlín es serena, relajante, llena de bosques, campos amarillos de manzanilla que cubren cientos de colinas, de verdes sembradíos de lúpulo que las familias de la región cultivan amorosamente bajo las faldas de los Alpes alemanes, desde donde bajan azules ríos repletos de agua que a su vez se bifurcan en cientos de arroyos y lagunas.  El contraste de colores y aromas se mesclan en armonía formando un concierto natural fascinante.

Münechen mag dich” (a Munich le gustas) canta el lema de la ciudad que más que un eslogan publicitario es una promesa que sus habitantes se encargan de cumplir día a día frente a quienes los visitan. En Munich no puedes estar de mal humor, basta con salir a caminar por sus calle y plazas para descubrir a cada paso algo que te hace sonreir; parejas de muniquenses caminado orgullosos del brazo con sus atuendos típicos, bandas de música bávara tocando, virtuosos con su instrumento instalados en cualquier esquina interpretando desde un blues hasta una pieza de Bach, jóvenes y viejos con su mass de cerveza en la mano sonriéndole a los demás ante la complaciente mirada de edificios centenarios que hablan de la riqueza de su historia. 

MUSICA FRENTE A LA MUNICIPALIDAD
Munich es mucho más que la sede de la fiesta popular más grande del mundo que reúne año con año casi siete millones de turistas, por supuesto me refiero al Oktoberfest. En todo caso esta gran fiesta que arranca con el grito O’zapft is” (“Ya esta abierto”) de su alcalde en turno quien con un marro en su mano destapa un enorme barril lleno de cerveza, es el culmen de algo que sucede todos los días en la ciudad: el ancestral amor de los bavieros por la cerveza. Durante aproximadamente 15 días las seis principales cervecerías locales Spaten, Augustiner, Paulaner, Hacker-Pschorr, Hofbräuhaus y Löwenbräu se apoderan de Theresienwiese (el prado de Teresa) transformando la ciudad en una fiesta permanente en la que estas cervecerías venden casi una tercera parte de toda su producción anual.

La cerveza que se consume principalmente en Munich – y en Alemania en general – es del tipo Lager y los principales estilos son Pilsner, Märzen, Helles (clara), Dunkel (oscura), Schwarzbier (negra), Kölsch, Bockbier y la Kellerbier.  Dentro de el tipo de las cervezas Ales, o de fermentación alta, entre las más populares, se encuentran la Altbier, Sussbier, Kölsch, Weizbier y la refrescante y dulce Berliner Weissbier.

HFRÄHAUS, EL LUGAR MÁS FELIZ DEL MUNDO
Munich es una ciudad que parece nunca haber sufrido, de lo ultimo que uno se acuerda cuando esta ahí es del artero atentado terrorista que en las Olimpiadas de1972 sufrieron deportistas israelíes, o de que los horrores de la segunda guerra devastaron a sus habitantes y a sus construcciones, de que era la ciudad preferida de Adolfo Hitler quien utilizaba las cervecerías locales para reunirse con sus correligionarios. Hasta la fecha se mantiene intacto el mayor salón de los salones de la célebre Hofrähaus, donde se dice que pronunció su primer discurso arengando a sus compatriotas. Fue también en esa ciudad pero en otra cervecería donde el autoproclamado Führer (líder o guía) sufrió uno de los atentados contra su vida que intentaron asesinarlo. Munich es una ciudad que precisamente porque recuerda todo eso ha decidido recuperar su esencia a base de trabajo, disciplina y amor por su tierra y sus tradiciones.

De nuevo el orden y la civilidad alemana afloran en Munich. La algarabía de los jóvenes, adultos y viejos que libremente toman cerveza en la calle desde muy temprano, no es pretexto para meterse con nadie o para arman desmanes de ningún tipo. La gente se emborracha y punto, disfrutan su borrachera y deja que los demás disfruten la suya. Vale comentarles que en todo el tiempo que estuve – por ejemplo - en Marienplatz, nunca me tocó ver un solo policía vigilando. De lo único que hay que cuidarse es de no ser arrollado por una de las miles de bicicletas que circulan ordenadamente por todos lados.      

MILES DE BICICLETAS EN LA CIUDAD
Todos los que tenemos la fortuna de visitar Munich no podemos evitar traemos un poco de la ciudad en nosotros; algunos traen un souvenir, una historia, un recuerdo, una imagen… pero algo que todos sin lugar a dudas traemos es una sonrisa.

Y tu…¿Qué cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina. Paz y trabajo para todos.    





Comentarios: javier@elsume.com

3 comentarios:

  1. Muy buen post!
    Se nota que andabas inspirado cuando lo escribiste!

    Salud!!!...os
    Miguel Fimbres
    Los Sesionistas
    Amigos de la Vid

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  2. Y sigo inspirado. Es que Munich no tiene madre.

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