Por: Javier “Sunshine II” Sánchez
La segunda parte de la historia de cerveza Cucapá se llama Mario García
Gratianne. Como muchos sagaces lectores
habrán de deducir, Mario es hijo del fundador de la empresa – Mario García
Franco – a quien le dedicamos el artículo anterior. García Gratienne viene a representar una
nueva etapa en el desarrollo conceptual y el crecimiento que Cucapá ha tenido
en los últimos diez años, logrando ubicarla en definitiva como la marca
insignia de la cerveza artesanal mexicalense en el país y en el extranjero.
MARIO GARCIA GRATIENNE |
En el
año 2002 la inscipiente industria de la cerveza artesanal en México no estaba
pasándola muy bien; la aplastante presión del duopolio cervecero y la carencia
de un marco legislativo que cuando menos considerara la existencia de estas
empresas artesanales hacía prácticamente imposible su evolución. A finales de ese año –en diciembre - Cucapá
decidió abrir su propio punto de venta, con la idea de ofrecer su producto a un
mercado mexicalense. Esta primer cervecería representaba un desafío abierto a
las marcas dominantes y logró en su momento atraer la atención de muchos
curiosos que se acercaban a ver qué estaba pasando. En esa época Mario decide
entrarle al problema, tomando las riendas de la empresa.
“No
conocía mucho sobre cerveza cuando le entré a esto…sin embargo mi formación
como administrador con maestría en Negocios Internacionales me había permitido
ya trabajar en otra empresa en donde tuve contacto con las exportaciones y ahí
conocí cervezas nuevas”. Cuando me hice cargo de Cucapá no existían en México
referencias que te permitieran orientarte. Afortunadamente otras referencias
estaban no muy lejos, en la ciudad de San Diego, California, donde empezaban a
desarrollarse cervecerías como Karl Strauss, Stone, Pizza Port, Ballast Point y
algunos brewpubs como Coronado.
Originalmente mi participación en Cucapá se enfocó a generar una empresa
que embotellara su producto. Debemos de recordar que durante los primeros 5 años de existencia de la marca
solamente vendíamos cerveza en barril, sin embargo el futuro como industria lo
veía en la posibilidad de vender en otras partes dentro y fuera de Baja
California.
“Fue en
esa época en la que decidimos empezar a fabricar exclusivamente cervezas estilo
Ale…La idea era generar un concepto más artesanal y separarnos de lo que todos
los demás estaban haciendo que eran lagers”.
“Para esto se buscó acercamientos con los cerveceros de San Diego, que
empezaron a apoyar en lo básico, esto permitió amarrar muchas cosas para
empezar a trabajar en forma.”
Cuando
hablamos de que a principios de los 2000 no eran los mejores tiempos para hacer
cerveza, nos referimos a que ni siquiera los ingredientes para hacerla estaban
accesibles. Era necesario buscarlos en Estados Unidos e importarlos con grandes
dificultades porque ni siquiera había aduanalmente referencias previas para
importar lúpulo, malta y levadura cervecera.
Tampoco había mano de obra calificada en esta área, no había equipo,
refacciones...nada. Y por si esto fuera poco, la consecución de un permiso de
alcoholes en el Ayuntamiento resultó ser una empresa absolutamente imposible,
ya que –como hasta la fecha- la respuesta al solicitar este permiso fue “no
batalles pídeselo a la Tecate.” Fin de proceso.
Ante ese
entorno tan hostil, Cucapá decide buscar mercado fuera de Mexicali y Baja
California en otros Estados y hacia Estados Unidos. Todos los esfuerzos se
enfocaron a generar un producto que aguantara el traslado y el tiempo en los
anaqueles. De alguna forma con esta estrategia Cucapá se integra al gran
movimiento de la “Craft Beer” de la costa de California, fue la única cerveza
mexicana que logró colocar su marca entre las mejores de la región. “Le
entramos a concursos en todos lados para que los consumidores nos conocieran.”
Los resultado fueron notorios y Cucapá logra un espacio permanente en las
tiendas especializadas y, lo que es mejor, logra el reconocimientos de
importantes publicaciones especializadas y premios en diversos festivales.
La
evolución y el crecimiento de la industria artesanal debe basarse en la
generación de más marcas accesibles a los consumidores. “A mayor competencia
mayor conocimiento de parte de los consumidores que empezarán a exigir más y mejores
cervezas.”, comenta Mario. “La gente no
va a consumir algo que no le han dado la oportunidad de probar. Lo que es definitivo es que una vez que pruebas
una buena cerveza artesanal, no vuelves a ver igual a las cervezas de las
macrocervecerías.”
Cerveza
Cucapá aspira a seguir innovando para mantenerse como la marca insignia que lo empezó todo en
esta ciudad. El movimiento artesanal dista mucho de estar consolidado, pero
estoy seguro de que también ha demostrado que no representa un fenómeno pasajero,
una moda que se irá en unos meses o años.
Son cada vez más los que se integran como consumidores o cómo
fabricantes, cada vez hay más festivales, más eventos, más puntos de venta…
cada vez hay más entusiasmo en esta ciudad cuya vocación cervecera cada vez es
más evidente.
Mario
García Gratienne aun tiene en sus manos parte de la responsabilidad de seguir
empujando este movimiento, lo bueno es que ya hay otros dispuestos a empujar
junto con él y lo están haciendo muy bien.
También de esos nuevos artesanos hablaremos en otro momento dentro de
esta serie “Los Pioneros de la Cerveza Artesanal en Mexicali”
¿Tu qué
cerveza nueva probaste esta semana? Explora, diviértete, piérdete en la diversidad.
Busca más allá de la tienda de la esquina. Paz para todos.
Comentarios: javier@elsume.com
BIEN HECHO MARIO..Y EL BREWMASTER DEL MELQUIADEZ DONDE QUEDA!!
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