Por: Javier “Sunshine II” Sánchez
Déjenme decirles que al igual que un
niño anhela su primer viaje a Disneylandia, yo durante varios lustros soñé con
visitar la fábrica de esta cerveza que desde el año de 1759 inició esta tradición
gracias al impulso del Sr. Arthur
Guinness. Aunque el estilo Stout es originario de Londres, Inglaterra, es
sin duda el trabajo persistente de los
irlandeses el que le ha dado fama mundial al estilo.
Fue en 2007 cuando junto con un
pequeño grupo de amigos también amantes de esta cerveza, tuve la oportunidad de
visitar el distrito de The Liberties
en el antiguo Dublín donde hasta la fecha se fabrica esta cerveza. Aun existe
la puerta que en 1760 el Sr. Guinness construyó y decoró con un relieve de Ceres, la diosa romana de los cereales.
Junto a ella se extienden las casas georgianas que construyó para que vivieran
sus trabajadores y donde también él vivió. Actualmente el director de la
empresa sigue teniendo sus oficinas en una de esas casas. El antiguo almacén de
lúpulo construido en 1870 fue transformado en un moderno museo en cuya azotea
se encuentra un bar con paredes de cristal que permiten ver toda la ciudad de
Dublín mientras tomas alguno de los estilos de cerveza que ahí se ofrecen a los
visitantes de todos los rincones del mundo. Los dublinenses se parecen a los
mexicanos, quizás por eso se siente uno como en casa. Son platicadores y
gritones, alegres y muy pistiadores. Les encanta reunirse en los tradicionales
y atestados pubs a platicar con cualquiera que tenga una “pint of Guinness” en
la mano sin importar de dónde sea. En menos de lo que te imaginas ya estás
enfrascado con un grupo de “cabezas naranjas” brindando por el arpa irlandesa o
por el águila azteca.
El aire de Dublín huele a café
tostado debido al proceso de fabricación de GUINNESS, que consume las 2/3
partes de la producción total de cebada del país y 8 millones de litro de agua
diariamente.
La GUINNESS es una Ale, es decir, su
fermentación es alta, lo que le da un sabor matoso, profundo, invasivo y cremoso
aunque, contrariamente a lo que muchos piensan, su contenido de alcohol no es
mayor que el de una cerveza tipo americana que ronda en 4.5 APV%. Actualmente
se elabora aproximadamente seis o siete versiones principales de GUINNESS de un
total de 19 variaciones. Exporta aproximadamente el 40% de su producción a más
de 120 países. Existen versiones de temporada que se venden sólo en Irlanda y
cuyas recetas varían año con año.
Ahora es posible
conseguir cerveza Guinness en muchos lugares, desde supermercados locales hasta
bares y pubs. Las versiones GUINNESS para el mercado americano incluyen la Stout (la cerveza más obscura del
mundo), la Porter e incluso una versión
en lata de la Draft (cerveza de
barril), que patentó un novedoso sistema en el que cada lata contiene una
cápsula de nitrógeno que es liberado al abrir el recipiente, esto con el fin de
aproximar su sabor y textura a la original cerveza de barril. Una de las
novedades importantes de Guinness es que hace dos años lanzó sorpresivamente al
mercado de Estados Unidos una cerveza lager llamada precisamente Black Lager,
estilo que no fabricaban desde dos siglos. La aceptación fue inmediata y ahora
es posible conseguirla también con relativa facilidad. En 2009 se editó la
GUINNESS 250 para conmemorar ese mismo número de años de su fundación. Desgraciadamente
esa cerveza que era mucho más ligera y refrescante que la original, se vendió
en sólo hasta el mes de noviembre de ese año en Estados Unidos.
La Guinness es una de las cervezas
imprescindibles de este planeta, nadie debería dejar de probarla alguna vez en
su vida. Todo en ella es exuberante; su historia, su tradición, su sabor, su
aroma, su cuerpo, su color y su espuma. Si la encuentras de barril sería un
pecado dejar pasar la experiencia de probarla. No dejes pasar este invierno sin
tomarte una pinta ya que es ideal para quitar el frió.
¿Tu
probaste alguna cerveza nueva esta semana? Explora,
diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la
esquina.
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javier@elsume.com
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