lunes, 26 de enero de 2015

SAN ARNOLDO O SAN ARNULFO ¿CUÁL ES EL BUENO / Alucines sobre la cerveza

         Por: Javier Sánchez Valenzuela


SAN ARNOLDO DE SOISSON
       “Cada quién su santo” decía mi abuelita. Nunca supe exactamente qué quería decir con eso, pero a mi me gusta creer se refiere a que cada quien venera a quien le da la gana según se le acomode. Cada santito, a su vez, tiene su capillita a la que ineludiblemente le llega su fiestecita, según corroboraba también mi abuela. Pues los cerveceros no somos la excepción y tenemos la fiesta de nuestro querido San Arnoldo (también conocido como Arnulfo, asi que feliciten a quien tenga cualquiera de los dos nombres) de Soisson a la vuelta de la esquina.
Muchas personas alrededor del mundo creen que el santo de los cerveceros es San Patricio, a quien ya le hemos dedicado más de un escrito en este espacio, si embargo debemos recordar que el santo patrono de los Irlandeses entró a esta cundina por otras razones que no viene al caso explicar ahora. Quien verdaderamente se ganó el cielo –literalmente- tomando cerveza y haciendo que otros la tomaran fue San Arnoldo de Soisson, de quien procederé a platicarles algunos detalles para ver si de esa forma le hacen justicia colocando un altarcito al fondo del refrigerador o de perdida colocan una estampita de este santo señor en la hielera de mayor uso familiar.
Ourdernaarde, Bélgica
San Arnoldo de Soisson nace en 1040 en Ourdernaarde, una pequeña ciudad enclavada en la región flamenca de Bélgica, y murió en 1087. Arnoldo fue soldado, monje benedictino en la abadía de Saint-Médard, sacerdote de la misma órden y finalmente llegó a ocupar el cargo de obispo de Soisson, haciendo los puntos suficientes a lo largo de sus 47 años como para que la iglesia católico lo elevara a la categoría de santo. Curiosamente Arnoldo intentó huir varias veces de  su enclaustramiento religiosos tratando de evadir sus responsabilidades. La primera vez fue cuando era abad del  monasterio (cuentan que un lobo lo hizo regresar). Cuando lo hicieron Obispo también trató de evadir el puesto pero no pudo. Algunos años después cuando otro obispo ocupó su lugar, San Arnoldo fundó la abadía de Sant Peter de Oudenburg donde finalmente se puso a hacer lo que verdaderamente le gustaba hacer: cerveza.
En aquella época la cerveza era parte importantísima de la dieta de los clérigos que la utilizaban incluso como medio de subsistencia durante los largos ayunos cuaresmales. San Arnoldo notó que la gente común frecuentemente se enfermaba por tomar agua de los ríos, lagunas y estanques, mientras que a las monjas y monjes que bebían cerveza no les pasaba nada. Sin sabe por qué sucedía esto, empezó a adjudicarle a esta bebida “dones de salud” que promovió entre los habitantes de las villas y pueblos de la región. Este “Don de Salud” mencionado por San Arnoldo tenía una explicación que ahora nos resulta muy sencilla: para fabricar la cerveza era necesario hervir el agua en la que se hacía la mezcla de ingredientes, esto eliminaba las bacterias que estaban enfermando a la población. Sin saberlo

San Arnoldo estaba “pasteurizando” la cerveza. Con cerveza curó enfermos e implementó involuntariamente una campaña de salud pública que salvó muchas vidas durante los tiempos de la peste en el siglo XI. Incluso San Arnoldo llamaba a la cerveza “Regalo de la Vida”
A San Arnoldo se le atribuyen milagros, muchos de ellos ya estando muerto, por lo que fue instituido Santo en 1131 y sus reliquias están colocadas desde entonces en su entrañable iglesia de Sant Peter de Oudenburg.
         Aunque en Bélgica el Día de la Cerveza es el 8 de julio, el día del santo patrono se conmemora al finalizar las fiestas de la bebida en ese país, es decir el 18 de julio,m pero Según el Martirologio Romano la fiesta de este santo es el 15 de agosto, así que por si las dudas echense una cerveza en su honor cualquiera de estos tres días.
San Arnoldo de Soisson es pues el verdadero y único patrono de los cerveceros, lugar que se ganó a pulso bebiendo y dando a beber muchos litros de cerveza a sus congéneres. Por esto lo puedes ver en el dintel de la puerta de El Sume, vigilando a todos los parroquianos que en cada sorbo de cerveza honran su existencia.
Un ultimo favor quiero pedirles: la próxima cerveza échensela a la memoria de este santo señor belga que verdaderamente se lo merece y - a lo mejor - les manda un milagrito desde donde se encuentre.

¿Tu probaste alguna cerveza nueva esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.
Paz para todos.

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